Todo el mundo tiene algo especial en su vida personal o familiar que aprecia y comparte con los demás.
Como Gran Familia de PBN, tenemos algo único y especial que apreciar y cuidar de generación en generación. Jesús nos bendijo. ¡Qué privilegio! Somos un pueblo bendecido.
Dios, caminó con el pueblo de Israel, lo protegió y lo guio enviando a los profetas. Contemplando la historia de nuestra Sagrada Familia, vemos cómo Dios guio a nuestro Fundador y a las Primeras Madres a través de sus luchas. El 3 de febrero de 1822 es un día especial y lleno de gracia parapara todos nosotros: Jesús se apareció y bendijo a nuestra Familia reunida para recibir la bendición.
Nuestro Fundador tuvo que atender otras necesidades, y envió a uno de sus compañeros sacerdotes, el P. Delort, a exponer el Santísimo Sacramento en su nombre. El sacerdote, el monaguillo y las Hermanas fueron testigos de la aparición de Jesús en la custodia como un joven de rostro radiante que se inclinaba graciosamente bendiciendo la Familia naciente asegurándonos, de alguna manera, con este gesto, que Él siempre está con nosotros. Hoy, tenemos la gracia de vivir en esta Familia y experimentar las bendiciones del Señor en nuestras vidas personales y en la Familia que él fundó.
Cada año, cuando celebramos nuestro Triduo (del 1 al 3 de febrero), recordamos tres aspectos importantes de nuestras vidas: la presencia de Jesús, sus bendiciones y sus palabras. La Bendición Milagrosa no es una historia exagerada, sino una experiencia real que llena de alegría a nuestra Gran Familia y a los que nos rodean
Sor Marie Louis Françoise Peychaud, que no vio la aparición, sino que tenía los ojos cerrados en profunda oración, oyó estas palabras, que aún resuenan en nuestros corazones cuando celebramos la Bendición Milagrosa en nuestra época.
“Yo soy el que soy
Y no hay otro
Los honores y la estima de las criaturas
no son más que humo,
y Yo soy el que soy,
su amistad es como polvo,
y Yo soy el que soy.
Las riquezas los placeres
no son más que barro
y yo soy el que soy
y no hay otro.”
Dios es más grande que el poder, la fama, la riqueza... Él nos repite hoy: 'Yo soy el que es, y no hay otro'. La Bendición Milagrosa transmite esperanza a nuestro mundo desesperanzado. Que las bendiciones de Jesús desborden como un río en las vidas de aquellos que sufren física, mental y espiritualmente cada día.
GLORIA A SOLO DIOS!!!
Mercy Rani Jebamalai
Casa Generalicia, Roma