Hablar del Buen Padre es evocar sueños... Sueños y sueños de nuevo... cuya realización es parte del tiempo... un tiempo a veces largo pero, para Dios, "mil años son como un día...".
"Cada año, las hermanas celebraban la fiesta de San Pedro ofreciéndole pequeños regalos, objetos que se suponía eran útiles o agradables.
Cuando se trató de la Isla de Todas las Gracias, se le ofreció al Buen Padre usar lo que se llamaban las "flores de su fiesta".
Pero si la cosecha era abundante, no bastaba para hacer los grupos de terracota que habrían significado cada estación de la peregrinación. El gasto parecía demasiado alto..."
Pero eso sin contar con sus hijas de la “Solitude”, que, preparando el bicentenario de la fundación, tuvieron la idea de hacer como sus antepasados y recaudar, con la ayuda de todos sus amigos, los fondos necesarios para realizar este sueño inacabado.
Recurrieron a una artista impregnada de la espiritualidad de la Sagrada Familia, Maribel Cortés, que puso todo su talento en la elaboración de magníficas cerámicas. Un colaborador de la Sagrada Familia hizo los soportes y las estaciones encontraron su lugar natural en la isla.
El 29 de junio, cuando celebramos su fiesta, sorprendimos a nuestro Fundador al inaugurar la nueva Peregrinación. Gracias Maribel por la alegría que nos has dado de poder vivir una contemplación tan hermosa.
El sol y el calor no detuvieron nuestro impulso. Un buen grupo de Hermanas de la Sagrada Familia, muchos amigos se unieron a nosotras para celebrar el amanecer de este Año Jubilar. Un equipo de hermanas y laicos organizaron el día.
Después de la seria mañana marcada por la peregrinación, se realizó un picnic en el campo y un momento lúdico alrededor de las historias de Martillac. Muchas se habían inspirado en los Recuerdos de Martillac. Así escuchamos la conversación del Buen Padre con el cura del pueblo, encontramos la vaca y jugamos con las huérfanas... El viejo roble no dejó de sermonear al nuevo, insistiendo en la importancia de la transmisión....
Una hermosa misa en la isla cerró este magnífico día familiar presidida por Pierre Meunier, uno de nuestros sacerdotes asociados... Un nuevo mojón en nuestro camino hacia el 2020.