Queridos todos,
¡Es Pascua! Jesús Resucitado está en medio de nosotros y nos dice: “Paz a vosotros… no temáis”.
Más allá, o mejor, a través de todo lo que estamos viviendo actualmente como humanidad, el Resucitado es el fiador de que la vida siempre renace del amor entregado y permanece por siempre. La muerte no la puede detener.
Solamente con ojos de Pascua alcanzaremos a ver la vida siempre renaciendo y como el discípulo, “ver y creer” que la vida se cuela por las rendijas de la fragilidad, del sufrimiento, del grito… de la solidaridad, de la compasión, de la reconciliación, de la inquebrantable esperanza…
Jesús Resucitado vivo y viviente, todo lo abraza y reconcilia, derramando paz y nueva esperanza en y a través de insospechadas maneras de hacerse presente en cada persona en y todas las dimensiones de la realidad, invitándonos a nuevos comienzos. Nada puede detener la Vida y la fuerza del Amor que fluyen de las llagas luminosas del Crucificado-Resucitado.
Esta es la razón de nuestra esperanza en un “cielo nuevo y una tierra nueva” (Ap. 21, 1-5) que vamos construyendo juntos, como colaboradores del Proyecto de Dios.
Que la paz y la alegría de la Resurrección esté en cada uno de nosotros.
¡FELIZ PASCUA!