En este tiempo de Jubileo, que atraviesa todas las culturas y todos los continentes,
En este tiempo de inestabilidad y agitación,
En este tiempo de fragilidad, duda y creación, ¡celebramos la Trinidad!
Es una gran fiesta para nosotros, miembros de la Sagrada Familia....
Es más que una conmemoración: ¡es una realidad que puede conmovernos, asombrarnos y darnos la energía de la vida!
«Siendo la Santísima Trinidad el gran modelo de las religiosas de Loreto, en cuanto que su corazón, sus bienes, su trabajo y sus méritos deben perderse sólo en Dios, y además habiendo nacido su instituto el día de la Trinidad, tendrán una devoción muy grande por esta fiesta (Constituciones 1825)
Hoy, celebrar la Trinidad es apropiarse de esta misma energía vital...
Recordemos esos «momentos trinitarios» que reúnen a la Familia de los comienzos.
En la iglesia de San Sulpicio de París, el día de la Trinidad de 1819, Pedro Bienvenido fue ordenado sacerdote.” Soy sacerdote”, dijo, “¡me parece un sueño! “
Al año siguiente, la víspera de la misma fiesta, se reunieron los tres primeros miembros de la primera comunidad y, a la mañana siguiente, en la iglesia de Santa Eulalia, fue Pedro Bienvenido quien pronunció la homilía en la primera misa de Amado, su hermano menor. ¡Qué emoción!
Y Catherine-Amada, la primera hermana de la Sagrada Familia, ¡recibió el nombre de Trinidad!
Fue la primera celebración de la Familia .... ¡de la Sagrada Familia!
Aquí estamos… Y también hacemos nuestras estas primeras recomendaciones...
«Nunca seréis más pobres, más débiles ni más despojadas de todo apoyo humano de lo que sois hoy, y sin embargo, ¿no os alegráis de seguir los pasos de Jesús, María y José? .... Sed siempre como sois y creceréis en medio de las tempestades».
Y la Sagrada Familia de Jesús, María y José crece...
Trinidad de la tierra, Semilla de la Iglesia....
Y hoy, nosotros, con los tres primeros miembros,
habitados por las mismas realidades de incertidumbre, fragilidad, duda y ¡Esperanza! .....
En la misma peregrinación....
En esta tierra de exilio, seguimos los pasos de la Sagrada Familia de Jesús, María y José, «los tres primeros miembros» que nos abren el camino.
¡Esto es lo que nos mantiene unidos!
Ahora es el momento de recoger la savia que nos riega y se extiende.
¡Recojamos y compartamos los frutos de la vida!
Por tanta fidelidad, por tanto amor compartido,
¡Gracias, Dios, gracias!
Hermana Thérèse SEGRETAIN
Francia