El 1 de enero la Iglesia celebra la solemnidad de María, Madre de Dios. María abraza la voluntad de Dios y acoge libremente su gracia, desempeñando así un papel importante en el plan salvífico de Dios. A lo largo de los siglos, la Santísima Virgen ha ayudado a muchos en la Iglesia a acercarse a Cristo...
Mensaje para nuestra vida: Nuestra Madre María es pura y santa. Como cualquier madre, desea que sus hijos hereden o adquieran sus buenas cualidades, por eso quiere que sus hijos vivan una vida virtuosa. Con José, ella logró formar al Niño Jesús, para que creciera en santidad y en "gracia ante Dios y los hombres". La mejor manera de honrar a nuestra Madre Celestial en esta fiesta es practicar sus cualidades de Fe, obediencia, pureza, oración y servicio humilde. Al hacerlo, nos esforzaremos por convertirnos en santos hijos e hijas de nuestra Madre Celestial.
Si consideramos la vida de oración de la Madre María, en los Evangelios la vemos mostrando toda una gama de actitudes orantes: acción de gracias y alabanza (Magnificat), petición (Caná), humilde entrega (Anunciación), aceptación dolorosa de la voluntad de Dios (Calvario), obediencia (Presentación), preocupación por los demás (Visitación), aprendizaje en la fe (Hallazgo en el Templo) y ofrenda (Calvario).
Año nuevo: Al comenzar el nuevo año es habitual que la gente haga propósitos, en relación con su salud, bienestar y sueños, y muchos de nosotros también hacemos algunos propósitos espirituales... Cuando consideramos la oración, casi todo el mundo dirá "No rezo lo suficientemente bien; debería mejorar en mi vida de oración". Sin duda, la mayoría de nosotros no rezamos como deberíamos. Cuando alguien preguntó a Thomas Merton, el famoso escritor espiritual, qué es lo único que uno puede hacer para mejorar su vida de oración, él respondió "TÓMATE EL TIEMPO", es una respuesta muy sencilla; nada es complicado. Encontrar tiempo para elevar nuestra mente y nuestro corazón a Dios.
Siguiendo el ejemplo de la Madre María, este año elegimos mantener a Dios en el centro de nuestra vida y experimentar su presencia en nosotros y a nuestro alrededor. A través de la oración nos tomamos tiempo para irradiar la Luz de Dios que brilla en nuestro interior y a nuestro alrededor.
Siempre volvemos a empezar...
Todos sabemos y nos damos cuenta de que la vida no es sólo el destino, sino también el camino. En este año, no nos centramos únicamente en la meta final, sino más bien en el propio viaje. Sólo estando contentos y atentos en cada momento podremos mantener alta nuestra motivación.
Un poema de Brendan Kennelly describe cómo todo cambia constantemente, para que la vida se renueve y continúe:
... Aunque vivimos en un mundo que sueña con terminar
que siempre parece a punto de rendirse
algo que no reconoce la conclusión
insiste en que comencemos para siempre.
¡Feliz Año Nuevo a todos!
Hermana Annie Anthonipillai
Via dei Gracchi, Roma