“Tiempo” una palabra que utilizamos muy a la ligera y ahora cobra un nuevo sentido. Es un tiempo para mirar el interior de cada una y ver nuestras actitu-des, conductas y sentimientos que requieren una limpieza y sanar.
Es un tiempo para resituarnos y recolocar como valor central al SER HU-MANO, por encima de la economía, las ideologías, la política. Hemos descu-bierto que la Vida y la Salud son importantes para todos. Derecho fundamen-tal que olvidamos fácilmente.
Es tiempo de cooperar, volver a nuestras raíces solidarias, a tener más pre-sente la interdependencia… O vamos juntos o no saldremos nadie. Nos nece-sitamos unos a otros.
Es un tiempo de ser responsables con nosotras mismas para el BIEN CO-MÚN, no hay excusas. Mi responsabilidad afecta a todo lo demás.
Es tiempo de recuperar, revisar nuestras actitudes y nuestras relaciones co-munitarias. Tanto tiempo juntas saca lo mejor y lo peor, no tenemos que asus-tarnos… Hay que perdonar y agradecer.
Es un tiempo de cuidar los detalles, esa llamada a personas que están solas, a saludar y reconocer a los vecinos cuando salimos a aplaudir a las 20h cada día, a familiares, hermanas/os de lejos, a amigos…
Es tiempo para retomar lecturas, reflexiones, dedicar más tiempo a la oración. Somos apostólicas desde la contemplación
Es tiempo de confianza y esperanza, si nosotras hemos cambiado en algo nuevo, seremos esa semilla que necesita nuestro alrededor y nuestra madre tierra.
Es tiempo de flexibilidad, nos hemos tenido que adaptar a las videollamadas con los grupos de laicos de la Sagrada Familia para mantener los grupos vi-vos, con buenas reflexiones conjuntas sobre el momento y el futuro. Toda una riqueza.
Por mi trabajo yo no he podido quedarme en casa todo el tiempo… Trabajo en la Comunidad Terapéutica de Proyecto Hombre – Jaén, con personas vulne-rables con problemas de adicción. Ellos sí han sido unos valientes y respon-sables quedándose desde el 9 de marzo en la comunidad, sin ver a sus fami-lias, hijos, parejas…, porque estaban concienciados de que todos teníamos que poner un grano de arena en la situación. Hemos podido palpar la capaci-dad de resistencia, la confianza, la responsabilidad, la creatividad para hacer más agradable el confinamiento, la esperanza, la gratitud, la solidaridad de personas, familiares, usuarios, agrupaciones religiosas que nos han donado material: mascarillas, desinfectantes, hidrogeles, alimentos… Es muy bonito ver tanta generosidad e implicación para facilitar las cosas.
Ojalá que hayamos aprendido algo durante este tiempo… Yo he aprendido a cuidar mi mirada y mi oído, a sentirme parte responsable de un Todo mayor, a valorar los pequeños detalles y a confirmar que lo importante no son las cosas sino las personas y juntos lo conseguiremos.
Me he llenado de alegría al ver al Señor resucitado en medio nuestro.
Rosi García Rebollo. Comunidad de Jaén