Una experiencia “fuera”, ha cambiado mi vida.

Soy Jean MARILAG, una chica muy sencilla que provengo de una familia humilde de la ciudad de San Isidro. Mis padres son agricultores. Mi madre me enseñó el temor de Dios y a no olvidarme de Él en mi vida diaria, suceda lo que suceda. Pero yo no tenía ni idea de quién es Dios. Sólo sabía que Jesús sacrificó todo por el pueblo, pero yo no sabía por qué. Entré en el convento cuando tenía 17 años, sin ningún conocimiento de la Biblia ni de la vida religiosa. En aquel momento sentí que estaba como flotando en el aire y pensé en mi familia que se enfrenta a problemas en casa. Por lo tanto, pedí salir.

He pasado tres años fuera sin tener la menor idea de lo que iba a hacer. Fui a trabajar, porque mi hermano lo necesitaba  para poder estudiar. En mi puesto de trabajo, como dependienta de ventas, me encontré con mucha gente y conversaba con ella todos los días. Fue una experiencia  que me hizo paciente, humilde, atenta, aprendí a estar presente, a ser consciente en mis palabras, en mis acciones, a ser realista en mi vida, a tener lealtad y confianza en mí misma. Gané en conocimiento y comprensión, lo que me hizo madurar. Tuve que afrontar diferentes retos  que me fortificaron. La gente que he ido conociendo son ahora mis amigos. Veo que Dios quiere que yo sea una mujer sólida. Es el modo que Dios me ofrece para que vaya aprendiendo más cosas sobre la realidad de la vida.

Muchas veces, durante este periodo, pensé si yo estaría hecha para la vida religiosa. Mis pensamientos me llevaron a hablar con Dios sobre mi vida. Siempre le dije: Jesús, yo seré lo que tú quieres que sea. Mi experiencia laboral me ayudó a aprender a controlarme, en cualquier circunstancia y sobre todo aprendí a tomar tiempo para pensar antes de actuar. El trabajo me ayudó a sostenerme sobre mis propios pies, a ser valiente, firme y a estar siempre preparada para enfrentar los retos que se me presentaran. Experimenté mucha libertad porque sabía lo que quería. Pero eso no me dio la felicidad.  Comprendí los signos de Dios que me invitaban a orar, a ir a la iglesia y visitar el Santísimo Sacramento. Poco a poco, esos momentos fueron preciosos para mí y me dieron la paz.

Cuando llegó el momento en que me di por vencida, reconocí la voz de Dios que me llamaba, era difícil y muy duro, porque yo no sabía cómo hacer lo que Dios me pedía. Pero Él, por medio de algunas personas, me ayudó y pude dejar a un lado toda ansiedad, hizo que mi corazón se sentirse satisfecho y feliz buscando solo a Dios.

Sí, Dios me eligió, me vació, me fue quitando todos los obstáculos, y me ayudó a decirle 'Sí'. Mis tres años de estancia “fuera” han sido realmente una preparación para que yo entregue todo mi ser a Dios, que nunca me abandonó, todo lo contrario, me ha ayudado a ser fuerte y ha guiado mi camino, me ha protegido y me ha fortificado para ser sólida y madura para poder enfrentarme con la vida.

De este modo, Dios me ha hecho comprender que Él está verdaderamente vivo y trabaja por medio de cada uno de nosotros. Él está presente, es fiel. Su amor es para siempre. Mi vida tiene sentido. El amor de Dios no puede compararse con nada de este mundo. He cambiado a causa del amor de Dios. Siento su presencia y que Él está caminando conmigo.

Ahora he decidido firmemente volver a la Sagrada Familia de Burdeos. Cuando lo decidí, sentí una gran felicidad en mi corazón, porque Dios realmente entró en mi vida. Estoy muy agradecida a esta Familia por recibirme de nuevo en la vida religiosa. Dios ha trabajado por medio de personas y esas personas son las Hermanas de la Sagrada Familia, que han influido en mi vida y me han cambiado. Sin las Hermanas, yo nunca sería lo que soy ahora. Me ayudaron a conocer a Dios y a tener una relación íntima con Él, no sólo aceptándome, sino que me han ayudado a entender quién es Dios para mí en este momento de mi vida.

Sé que esto es sólo el comienzo del camino de mi vida con Jesús y la Sagrada Familia. Haré todo lo que esté de mi parte para tener una buena base y para que mi fe sea cada vez más sólida y así decir 'sí' a Dios una y otra vez, hasta que mi vida, sea más fructuosa para la Sagrada Familia de Burdeos y brille en las Filipinas ¡Todo por la gloria de Solo Dios!

   Jean MARILAG

    (Pre-Novicia)