El 150 aniversario de la llegada de las Hermanas de la Sagrada Familia a Lesoto coincide felizmente con el Año de la Vida Consagrada. El Papa Francisco dijo a las mujeres y hombres religiosos "despertad al mundo".
Realmente se puede decir que esta ocasión ha sido un despertar para las hermanas de la Sagrada Familia en Lesoto. Desde el comienzo del año, se habían comprometido a visitar todas las misiones católicas del país y contar la historia de la Sagrada Familia a las personas que asistían a la Misa dominical. Fueron bienvenidas en todas partes y la gente escuchaba con gran atención lo que contaban, sobre la fundación de la Asociación de la Sagrada Familia, su espíritu motivador y su objetivo. También fue una oportunidad para que las mismas hermanas profundizaran su propia comprensión de la rica herencia legada por Pedro Bienvenido Noailles a nosotras y a la Iglesia.
La gente ofreció espontáneamente regalos en dinero y en especie, para ayudar a celebrar el día grande que fue el 25 de abril. En todo el país, cuando se hacía la más mínima mención del acontecimiento, resonaba el grito, "Jubileeee!". Era una exclamación de niños y adultos, llegó a convertirse en un grito de guerra por todas partes. Las Hermanas hablaron por la televisión y la radio, hubo entrevistas de Religiosas y Laicos Asociados de la Sagrada Familia. La celebración no hubiera sido completa sin la presencia de los “ex trabajadores” de la viña de Lesoto. Tuvimos la gran alegría y el privilegio de estar allí: Lil Meagher y yo misma de Gran Bretaña e Irlanda, Sheila Griffiths de Pakistán. En todas partes, nos recibieron con gritos de júbilo. Uno de nuestros primeros compromisos fue una entrevista en la emisora ??de radio católica, Spes Nostra, llevada a cabo por una vibrante joven, extremadamente competente que también transmitió la celebración del gran día, 25 de abril.
La conexión de Lesoto con Gran Bretaña e Irlanda se remonta a principios del siglo XX, cuando la Hermana Damase (Lucille) Gicquel llegó de Jersey. Hubo otra generación que comenzó en 1952 con Ellen Butler, que la conocían en Lesoto como 'Me Philipi, en 1957 llegó Síle McGowan y más tarde Teresa Edwards y Lil Meagher, todas estuvieron allí durante un período considerable de tiempo. También podemos incluir aquí a Martina Devane. A partir de entonces, las que iban eran voluntarias a corto plazo (no fueron en el orden que indico a continuación): Enfermeras Catalina McNulty, María de Lourdes Phelan, Agnes Davis, profesoras Elizabeth Murphy, Frances Darragh, Sheila Griffiths, Luisa María Scullin y Bernadette Scanlon, que aportaron mucho, tanto a la educación en las escuelas secundarias como en la atención sanitaria, y también en la Escuela de Formación llevada por las Hermanas de la Sagrada Familia. Se prepararon enfermeras en el hospital de la misión y en las clínicas, y así las hermanas nativas pudieron estudiar y prepararse para asegurar la sucesión en estos ministerios que estaban en constante evolución.
Durante la semana que Lil y yo pasamos en Lesoto, antes de la celebración, Hyacintha, líder de la Provincia, puso un coche y un chofer a nuestra disposición para que pudiéramos visitar nuestros antiguos lugares de ministerio. Fue maravilloso ver cómo han florecido, aumentado el número y de edificios para escuelas y clínicas, con excelentes resultados.
Se respiraba la seguridad de que el espíritu de la Sagrada Familia está vivo y que es una fuerza motivadora para el personal laico, gracias al liderazgo de las Hermanas. Un nuevo trabajo apostólico: por primera vez la Sagrada Familia se ocupa del cuidado y educación de los niños con discapacidades auditivas y de habla. Esta primera escuela, llamada Kananelo (Bienvenido en sesotho), fue construida, poco a poco, con la ayuda de donaciones de varias organizaciones benéficas, incluyendo la Sagrada Familia, y ahora es reconocida por el Departamento de Educación. Las siete escuelas de la Sagrada Familia, 5 secundarias y 2 primarias, participaron activamente en la celebración eucarística solemne del 25 de abril. Las alumnas del centro de sordomudos rezaron el Padre Nuestro en lenguaje de signos. Necesitaría mucho tiempo y espacio para describir los logros de las últimas décadas, por lo que lo dejaremos para otro momento.
El año había sido muy “lleno” y la última semana todavía más, pero se hizo todo con mucha serenidad, incluso cuando se acercaba el día y los preparativos de última hora. Fue una fiesta de 2 días. El viernes, 24 de abril, fue especial para Roma y Santa María, donde todo había comenzado. Las estudiantes cantaron, muy de corazón, en una Misa especial de Acción de Gracias. Se les entregó certificados de premio a las Hermanas y laicos que habían trabajado durante los últimos años. ¡Fue un momento de gran alegría! Después de la Misa, fuimos en procesión al cementerio para honrar a quienes habían sentado las bases para los “obreros de hoy”. Pensamos especialmente en la madre Marie-Joseph Angot, líder del grupo de fundadoras que llegó hace 150 años. Mientras tanto se hacían los preparativos para la celebración del día siguiente: se erigieron tiendas de campaña, sillas, una exposición, se preparó la comida para alimentar a la multitud que se esperaba.
Lo que ocurrió durante las siguientes 24 horas es demasiado rico en significado y lleno de acontecimientos, para mencionarlo solamente con unas breves palabras. Lo dejamos para otro momento, para escribirlo o para narrarlo anecdóticamente, especialmente para aquellas que tienen recuerdos vívidos, y para las que las alumnas, amigos, pacientes…
El pueblo basoto tiene una gran memoria y un corazón muy leal.
“Khotso! Pula! Nala!”
Sile McGowan