Muchas personas de Sri Lanka buscan trabajo y dinero fácil en el Golfo, Oriente Medio, Malasia y Singapur. Al mismo tiempo, la falta de educación y de formación, han favorecido la existencia de la trata de personas, incluida la prostitución o el trabajo forzado.
Sri Lanka es, incluso, el punto de llegada y salida para muchas víctimas de esta trata de personas. Arabia Saudita, Kuwait, Qatar, Jordania, Bahrain, Líbano, Irak, Afganistán, los Emiratos Árabes Unidos, Malasia y Singapur son los lugares de destino preferidos de quienes desean trabajar para mejorar sus vidas y las de su familia.
Sin embargo, atraídos por la promesa de un empleo como trabajadores de la construcción o de prendas de vestir, como adjuntos en las tiendas o empleadas de hogar, muchas jóvenes terminan en un negocio donde les quitan la documentación, y se las somete, bajo amenazas de deportación o detención, al abuso sexual o al trabajo forzado.
"La trata de personas es uno de los crímenes más crueles y atroces que se pueden cometer contra otro ser humano", dijo la hermana Susila THOMAS RGS, miembro del Instituto de Nuestra Señora de la Caridad del Buen Pastor, que trabaja con migrantes y da testimonio del problema. Para ella, las personas de Sri Lanka tienen derecho "a encontrar trabajo y ganarse la vida en su país".
"Empecé esta misión en abril de 2014, cuando el Instituto me envió a Singapur. Allí, en el centro de las Hermanas del Buen Pastor, me reuní con unas 30 mujeres jóvenes, procedentes de diversos países. Tres de ellas eran de Sri Lanka, budistas, provenían de pueblos muy pequeños. Todas ellas se hundieron en la prostitución”.
Esta hermana recuerda a una de ellas en particular. "Era una mujer muy joven. En Sri Lanka, trabajó como masajista. Quería ganar más dinero, y decidió ir a Singapur. Conoció a un hombre que se presentó como un agente de empleo. Le mostró bellas imágenes de la ciudad y de la vida que podría tener allí. Le ofreció gran cantidad de dinero y organizó su vida para un periodo de dos años. "
Sin embargo, una vez en Singapur, "este agente la entregó a otras personas y desapareció. Ella terminó en la red de prostitución. Años más tarde, cuando conoció nuestro Centro, nos pidió ayuda para salir de esta red."
En esta Casa de Acogida, las hermanas "... primero se ocupan de las necesidades emocionales y psicológicas de las víctimas. Muchas de ellas llegan deshechas por esta experiencia. Se sienten sin valor, parias. Algunas quieren suicidarse.”
"Les hacemos mucha terapia y reorientación con el fin de poner de manifiesto su talento y sus habilidades. Les explicamos que sus vidas tienen valor, que son importantes y necesarias para la sociedad. Médicos y especialistas trabajan con nosotras.”
"Cuando se rehacen y las vemos preparadas para volver a entrar en el mundo, las dejamos ir de nuevo a sus familias, pero siempre saben que pueden pedirnos ayuda en cualquier momento."
Estas hermanas, con la experiencia que tienen sobre la trata de personas, pueden cambiar radicalmente a las víctimas. Ellas buscan venganza... Algunas incluso han intentado matar a sus verdugos. Esta misma hermana nos dijo: "No es conveniente que las personas no calificadas y con poca instrucción, tanto hombres como mujeres, vayan al extranjero". "En Sri Lanka, debe haber un mecanismo que permita a estos grupos encontrar trabajo y ganarse la vida en su país. Es un derecho de todos”.
Por: Melani Manel PERERA