Con un sentimiento de alegría y entusiasmo me uní el 23 de enero, aquí en Roma, al grupo de mis hermanas para participar en la oración celebrada en la iglesia Ortodoxa Rusa de Santa Catalina de Alejandría. Se organizó durante la semana de "Oración por la Unidad de los Cristianos". Me determinó a hacerlo el deseo de estar en solidaridad con otra tradición diferente a la tradición católica y la fe en nuestra búsqueda común ante el único Dios y así experimentar esa PRESENCIA pidiendo respeto y comunión en la diversidad.
La parte externa de la Iglesia es enorme, sin embargo, el espacio interior para los fieles no podía contener a la multitud que se había reunido ese día, estaba abarrotado. La ceremonia fue muy solemne y orante, los cantos en italiano y en ruso. Los Sacerdotes solo orientaban el servicio y eran más bien una "presencia". El "Santo de los Santos", que nos mantuvo a cierta distancia de los sacerdotes me recordó el tiempo del Antiguo Testamento.
Fue mi primera experiencia de asistir a una oración ortodoxa. Me gustó mucho participar en una misma oración, aunque con una liturgia diferente. Para mí, el momento más emotivo fue cuando, con el deseo profundo de que todos lleguemos a formar un solo corazón, oramos por la unidad y, espontáneamente, rezamos juntos la oración del "Padre Nuestro”.