Fue un día de trabajo práctico, en lo concreto de cada realidad, en continuidad con el trabajo de ayer sobre el Informe a que se ha de presentar al Capítulo.
DIA 1 DE OCTUBRE MARTES
Fue un día de trabajo práctico, en lo concreto de cada realidad, en continuidad con el trabajo de ayer sobre el Informe a que se ha de presentar al Capítulo.
Conceptos como “cambio de mentalidad”, “conversión” se oyeron, una vez, más en la oración de la mañana: esta vez en forma de parábola que da mucho que pensar, conclusiones que sacar… La compartimos con todos vosotros:
“Hay un cierto tipo de cangrejos que viven dentro de un caparazón, pero no es el misma para toda la vida. Cuando el cangrejo crece, tiene que deshacerse de su antiguo caparazón que no ha crecido con él morirá. Cambiar el caparazón no es fácil, el cangrejo en esta etapa es muy vulnerable, hasta que el nuevo caparazón no termina de crecer. Cuando éste se endurece y engrosa el caparazón se raja y se abre, el cangrejo ya no puede crecer más. Lo que sucede es que muere.
Nuestro caparazón no se ve como el del cangrejo, pero existe, es real. Se forma con los años, las costumbres, se desarrolla y nos protege contra los demás, el caparazón toma la forma de los roles que jugamos. La vida nos invita continuamente a cambiar de caparazón, con el riesgo de convertirnos en seres muy vulnerables cuando para crecer tuvimos que desprendernos de él. Por todo esto podemos estar muertas antes de morir.
El caparazón puede endurecerse, por falsas ideas sobre el amor, el líder, la autoridad, Dios nosotros mismos, la influencia del pasado. Estas ideas darán fruto en nosotras cuando las convirtamos en realidades. Si Dios se revela Si Dios revela algo sobre Dios mismo que nos parece que es diferente de estas ideas arraigadas, somos propensos a resistirnos o a rechazarlas. Si descubrimos estructuras nuevas, podemos rechazarlas también porque nos sentimos más cómodas manteniendo las antiguas.
Si queremos cambiar, transformarnos, tenemos que renunciar a algo.