El discurso ya se está considerando histórico. Mujica habló ante una audiencia de mandatarios que con desgana escucharon las verdades brutales que les decía, recién a días del discurso, la prensa internacional y el mundo comienzan a tener en cuenta que no fue un simple discurso el que dijo el presidente uruguayo:
Importante discurso del Presidente Mújica, del Uruguay,
en Río de Janeiro
El discurso ya se está considerando histórico. Mujica habló ante una audiencia de mandatarios
que con desgana escucharon las verdades brutales que les decía, recién a días del discurso,
la prensa internacional y el mundo comienzan a tener en cuenta que no fue un simple discurso
el que dijo el presidente uruguayo:
"Estas cosas que digo son muy elementales: el desarrollo no puede ser en contra de la felicidad.
Tiene que ser a favor de la felicidad humana; del amor a la tierra, del cuidado a los hijos, junto
a los amigos. Y tener, sí, lo elemental."
DISCURSO DE JOSE MUJICA, PRESIDENTE DE URUGUAY , EN RIO DE JANEIRO
.http://www.youtube.com/watch?v=Pa9lz7SV_7Q&feature=youtube_gdata_player
DISCURSO:
Autoridades presentes de todas la latitudes y organismos, muchas gracias. Muchas gracias al pueblo
de Brasil y a su Sra. presidenta, Dilma Rousseff. Muchas gracias también, a la buena fe que han
manifestado todos los oradores que me precedieron. Expresamos la íntima voluntad como gobernantes
de apoyar todos los acuerdos que, esta, nuestra pobre humanidad pueda suscribir. Sin embargo,
permítasenos hacer algunas preguntas en voz alta. Toda la tarde se ha hablado del desarrollo sustentable.
De sacar las inmensas masas de la pobreza.
¿Qué es lo que aletea en nuestras cabezas? ¿El modelo de desarrollo y de consumo que queremos es el
actual de las sociedades ricas? Me hago esta pregunta: ¿qué le pasaría a este planeta si los hindúes
tuvieran la misma proporción de autos por familia que tienen los alemanes? ¿Cuánto oxígeno nos
quedaría para poder respirar?
Más claro: ¿tiene el mundo los elementos materiales como para hacer posible que 7 mil u 8 mil
millones de personas puedan tener el mismo grado de consumo y de despilfarro que tienen las más
opulentas sociedades occidentales? ¿Será eso posible? ¿O tendremos que darnos otro tipo de
discusión? Hemos creado esta civilización en la que hoy estamos: hija del mercado, hija de la
competencia y que ha deparado un progreso material portentoso y explosivo.
Pero la economía de mercado ha creado sociedades de mercado. Y nos ha deparado esta globalización,
cuya mirada alcanza a todo el planeta.
¿Estamos gobernando esta globalización o ella nos gobierna a nosotros?
¿Es posible hablar de solidaridad y de que “estamos todos juntos” en una economía que está basada
en la competencia despiadada? ¿Hasta dónde llega nuestra fraternidad?
No digo nada de esto para negar la importancia de este evento. Por el contrario: el desafío que
tenemos por delante es de una magnitud de carácter colosal y la gran crisis que tenemos no es
ecológica, es política.
El hombre no gobierna hoy a las fuerzas que ha desatado, sino que las fuerzas que ha desatado
gobiernan al hombre y a la vida.
No venimos al planeta para desarrollarnos solamente, así, en general. Venimos al planeta para ser
felices. Porque la vida es corta y se nos va. Y ningún bien vale como la vida. Esto es lo elemental.
Pero la vida se me va a escapar, trabajando y trabajando para consumir un “plus” y la sociedad de
consumo es el motor de esto. Porque, en definitiva, si se paraliza el consumo, se detiene la economía,
y si se detiene la economía, aparece el fantasma del estancamiento para cada uno de nosotros. Pero
ese hiper-consumo es el que está agrediendo al planeta.
Ese hiperconsumo tiene que generar, cosas que duren poco, porque hay que vender mucho. Y una
lamparita eléctrica, entonces, no puede durar más de 1000 horas encendida. ¡Pero hay lamparitas que pueden
durar 100 mil horas encendidas! Pero esas no, no se pueden hacer; porque el problema es el mercado;
porque tenemos que trabajar y tenemos que sostener una civilización del “úselo y tírelo”, y así
estamos en un círculo vicioso.
Estos son problemas de carácter político, que nos están indicando que es hora de empezar a luchar
por otra cultura.
No se trata de plantearnos el volver a la época del hombre de las cavernas, ni de hacer un “monumento
al atraso”. Pero no podemos seguir, indefinidamente, gobernados por el mercado, sino que tenemos
que gobernar al mercado.
Por ello digo, en mi humilde manera de pensar, que el problema que tenemos es de carácter político.
Los viejos pensadores –Epicúreo, Séneca y también los Aymaras-definían: “pobre no es el que tiene poco, sino el que necesita infinitamente mucho”, y desea más
y más. Esta es una clave de carácter cultural.
Entonces, voy a saludar el esfuerzo y los acuerdos que se hagan. Y lo voy acompañar, como
gobernante. Sé que algunas cosas de las que estoy diciendo "rechinan". Pero tenemos que darnos
cuenta de que la crisis del agua y de la agresión al medio ambiente no es la causa. La causa es el
modelo de civilización que hemos montado. Y lo que tenemos que revisar es nuestra forma de vivir.
Pertenezco a un pequeño país muy bien dotado de recursos naturales para vivir. En mi país hay
poco más de 3 millones de habitantes. Pero hay unos 13 millones de vacas, de las mejores del
mundo. Y unos 8 o 10 millones de estupendas ovejas. Mi país es exportador de comida, de lácteos,
de carne. Es una penillanura y casi el 90% de su territorio es aprovechable.
Mis compañeros trabajadores, lucharon mucho por las 8 horas de trabajo. Y ahora están
consiguiendo las 6 horas. Pero el que tiene 6 horas, se consigue dos trabajos; por lo tanto,
trabaja más que antes. ¿Por qué? Porque tiene que pagar una cantidad de cosas: la moto, el auto,
cuotas y cuotas y cuando se quiere acordar, es un viejo al que se le fue la vida.
Y uno se hace esta pregunta: ¿ese es el destino de la vida humana?
Estas cosas que digo son muy elementales: el desarrollo no puede ir en contra de la felicidad.
Tiene que ser a favor de la felicidad humana; del amor a la tierra, del cuidado a los hijos, junto a los
amigos. Y tener, sí, lo elemental.
Precisamente, porque es el tesoro más importante que tenemos. Cuando luchamos por el medio
ambiente, tenemos que recordar que el primer elemento del medio ambiente se llama felicidad
humana.
Gracias.