Este año el Consejo General, a través de Marian Murcia, se ha convertido en miembro del Consejo Europeo de Líderes Religiosos y de Religiones por la paz a nivel internacional (Cf. Carta al Instituto, Marzo 2010 pag.2)
"Si en una familia, hay una persona que es consciente, toda la familia va a ser más consciente, porque la presencia de un miembro que vive conscientemente, recuerda a toda la familia que debe vivir conscientemente. Si en una clase, un estudiante vive de modo consciente, influye en toda la clase." (Thich Nhat Hanh)
Este mismo principio se aplica a la toma de conciencia del grito por la justicia, que resuena en nuestro mundo, a las heridas de nuestro planeta, a nuestra interconexión con todo el universo ... y "un miembro" puede significar también una comunidad, una persona, un grupo de asociados ...
Esperamos que este mensaje ayude crear más conciencia en la Sagrada Familia de la perversidad de las bombas de racimo y de la necesidad de su erradicación.
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APOYO A LA CAMPAÑA CONTRA MUNICIONES EN RACIMO
Este año el Consejo Hace casi 2 años los líderes religiosos en Sarajevo publicaron una declaración en la que se afirmaba “nuestras tradiciones de fe nos llaman a estar con los que sufren y a trabajar juntos por el bienestar de la familia humana sobre la base de nuestro compromiso común con la justicia y la paz”. Fieles a este compromiso, esta organización escogió priorizar la colaboración con CMC (Coalición Contra las bombas de racimo). La Coalición contra las Bombas de Racimo es una organización de la sociedad civil internacional, comprometida a erradicar el uso de la bomba de racimo ¿Qué es una bomba de racimo? Una bomba de racimo o bomba «clúster» es una bomba de caída libre, o dirigida, lanzada desde el aire o desde la superficie, que al alcanzar una cierta altura medida por un altímetro, se abre dejando caer cientos de sub-municiones o bombetas de diversos tipos, de alto poder explosivo, anti-pista, anti-persona, perforantes, incendiarias, etc. Como las bombas de racimo liberan cientos de pequeñas bombas sobre un área amplia suponen un gran riesgo para los civiles durante los ataques y después. Durante los ataques tienen efectos incontrolables especialmente en las áreas pobladas. Las pequeñas bombas no explotadas, pueden matar o mutilar a civiles mucho tiempo después del conflicto. Es difícil encontrar y eliminar las bombas que no han explotado. Las bombas de racimo están prohibidas en las naciones que han ratificado la Convención sobre Municiones en Racimo adoptada en Dublín, Irlanda en mayo de 2008. El convenio entró en vigor y se convirtió en ley internacional vinculante el 1 de agosto de 2010; seis meses después fue ratificada por 30 estados; a partir de abril de 2010 un total de 105 estados firmaron el convenio. Los estados están empezando a poner en práctica la convención. Para implementarla plenamente deberán tomar disposiciones a nivel nacional y trabajar juntos a nivel internacional, para impedir el uso de las municiones en racimo que tanto sufrimiento han causado a la población civil, ayudar a los países actualmente afectados y proporcionar a las víctimas el cuidado y la rehabilitación que necesitan. ¿Cuál es el objetivo de la Convención sobre las Municiones de Racimo? La Convención pondrá término al empleo de un arma que ha causado la muerte y discapacidades a miles de civiles durante décadas, y permitirá también abordar sus consecuencias. El empleo de esa arma en los últimos 50 años ha demostrado que las municiones en racimo son armas que carecen de precisión y fiabilidad, y que continúan causando muertes y amputaciones mucho tiempo después de haber sido usadas. La Convención responde de manera general a ese problema humanitario al prohibir el empleo, la producción, el almacenamiento y la transferencia de municiones en racimo. A su vez, compromete a los Estados a limpiar las zonas contaminadas, destruir las reservas existentes y asistir a las víctimas en forma individual y a la comunidad en general. La Convención también establece una norma de derecho internacional humanitario que deben tomar en consideración los Estados que aún no se han adherido al instrumento. Su existencia ya ha comenzado a afectar sus políticas y sus prácticas. PRIMERA REUNIÓN DE SIGNATARIOS La primera reunión de los Estados que hayan firmado la presente Convención sobre Municiones en Racimo se llevará a cabo del 9 al 12 de noviembre en Vientiane, República Democrática Popular Lao. (Laos) Este es el país más bombardeado del mundo. Las sub-municiones de racimo sin explotar siguen siendo comunes en República Democrática Popular Lao casi cuatro décadas después de finalizado el conflicto armado. Las encuestas del gobierno han registrado más de 50.000 víctimas civiles causadas por las bombas de racimo, minas terrestres y otros artefactos explosivos sin detonar desde 1964, y la contaminación generalizada por los restos explosivos de guerra obstaculiza el desarrollo. La celebración de esa reunión en un país afectado ayuda a recordar a los funcionarios del gobierno y otros participantes que el tratado existe y debe ser implementado. ¿Cuáles son las próximas medidas que deberán tomar los Estados que han ratificado la Convención? Los Estados que han ratificado la Convención deberán tomar una serie de medidas concretas para cumplir sus obligaciones. Esas medidas son la adopción de leyes y reglamentos internos para garantizar la implementación de la Convención a nivel nacional; la identificación de recursos para la remoción, la destrucción de las reservas, la asistencia a las víctimas y la cooperación internacional para cumplir plenamente los objetivos del tratado. Los Estados que tengan reservas de municiones en racimo deberán fijar plazos para su destrucción dentro de un período de ocho años y comenzar el proceso de destrucción. Los Estados afectados por municiones sin estallar deberán aplicar planes específicos para cumplir las obligaciones de remoción establecidas, con un límite de tiempo, en la Convención y sus compromisos más generales respecto de las víctimas y sus comunidades. Colectivamente, los Estados Partes en la Convención sobre Municiones en Racimo ahora deben comenzar a trabajar juntos para promover, formal e informalmente, la adhesión de los Estados que aún no son Partes, desarrollar herramientas de información y acordar un programa de reuniones para promover y controlar la aplicación. También deberán movilizar recursos para asistir a las víctimas y los países afectados en forma oportuna. Aunque con menor espectacularidad que la negociación y la ratificación de la Convención, estas medidas son las que permitirán poner término a décadas de sufrimientos causados por las municiones en racimo y evitar que las generaciones venideras sean afectadas. Os invitamos a uniros primero compartiendo la información y luego con vuestra oración, a este encuentro y a todas las personas que desde los diferentes credos y tradiciones religiosas trabajan por la paz.
Que el Señor abra nuestra mirada y nuestro corazón, que Él nos muestre el modo de colaborar y de “comprometernos con audacia y valentía a buscar las condiciones de vida que aseguren la dignidad de todos” (C.C). Ese es el camino que, sin ninguna duda, conduce a la paz.