Equipo de Comunicación de Roma, me pidió que escribiera un artículo sobre San José cuya fiesta es el 19 de marzo.
Lo primero que me pregunté es donde podría encontrar suficiente información sobre San José para escribir un artículo. Cuando puse manos a la obra me sorprendí de la cantidad de referencias que había sobre él.
Me vino a la mente lo que yo viví respecto a él durante mi infancia: la devoción de mi familia a San José, como protector del hogar y patrono de la buena muerte.
En mi familia, la devoción a San José comenzó hacia los años 60. En esa época hicimos una novena a San José pidiéndole que nos concediera una casa con mejores condiciones, que estuviera cerca del trabajo y de nuestros colegios. En aquel tiempo, debido a la discriminación hacia las familias católicas del Norte de Irlanda, era difícil encontrar una casa adecuada. Esto de ninguna manera disuadió a mi madre ni a todos nosotros, como familia, y comenzamos la novena a San José el 10 de marzo del año 1960. Antes del final de la novena se nos concedió lo que pedíamos y quedamos muy agradecidos a San José.
En el mundo católico, particularmente en la Asociación de la Sagrada Familia, sabemos que José era esposo de María, Padre adoptivo de Jesús, y pertenecía al linaje de David. Protegió a la Sagrada Familia cuando huyeron a Egipto. Trabajó para proporcionar lo necesario a María y al Niño, enseñó el oficio de carpintero a Jesús. A menudo se le representa como un hombre mayor, ya que evidentemente murió antes de que Jesús comenzara su vida pública. En un libro del Padre Nicholas Schofield leemos: “En la Escritura no se dice palabra alguna en relación con su vida, y sin embargo San José es uno de los mayores santos y de los más populares, en gran parte debido a su humildad y cercanía de Jesús.” Pio IX le nombró patrón de la Iglesia Universal, y Juan XXIII añadió su nombre al Canon Romano.
Christopher O’Donnell, carmelita, en una conferencia intitulada “San José, un santo para nuestro tiempo”, subraya la importancia y el papel de San José a través de los siglos. Os transmito algunas ideas importantes de esta ponencia: “En la Iglesia la imagen de San José ha cambiado de unos siglos a otros. Las diversas teologías reflejan los tiempos en que nacieron, y los patrones de devoción se forman a partir de las situaciones históricas y culturales de las diversas épocas. El Antiguo y Nuevo Testamento nos describen a José como un hombre común, José, esposo de María. Se le nombra solo 15 veces en los Evangelios. En el Evangelio de Juan, Jesús es el “Hijo de José,” (Jn 1,45; 6,42), las otras referencias se encuentran únicamente en los Evangelios de la Infancia, de Lucas y Mateo. El énfasis que dan estos evangelistas a la figura de José es muy diferente. Lucas cuenta la historia de los orígenes de Jesús desde la perspectiva de María, mientras que Mateo lo hace desde San José. Tienen en común algunos puntos importantes como la concepción virginal de Jesús, el nacimiento en Belén, porque Jesús era miembro de la Casa de David a través de José, la Casa de Nazaret.
Durante cientos de años ha variado la devoción a San José y muchos santos y fundadores de órdenes religiosas le han profesado gran devoción.
Se abre una nueva era para la Iglesia cuando León XIII, en 1889, escribe una encíclica sobre San José, en la que invita a los católicos a rezar a José y María por las necesidades de la Iglesia. Propone a José como modelo de padres, esposos, vírgenes, a los ricos y a la nobleza y sobre todo le presenta como modelo de los trabajadores y de los pobres. Hace hincapié en el compromiso de José con el trabajo manual. En esta encíclica León XIII consagra a San José el mes de marzo.
En el siglo XX Juan Pablo II nos presenta a José como “guardián del Redentor “ y subraya la persona y misión de San José en la vida de Cristo y de la Iglesia
Desde una perspectiva litúrgica, en la Misas de las fiestas de San José se pone de relieve la poderosa intercesión del santo. Lo llama el Esposo de la Madre de Dios. Después del Concilio en el prefacio de las misas de San José leemos: “…Padre Santo, Dios Todopoderoso y eterno te alabamos, bendecimos y proclamamos tu gloria en la fiesta de San José, porque él es el hombre justo que diste por esposo a la Virgen Madre de Dios, servidor fiel y prudente que pusiste al frente de tu Familia, para que haciendo las veces de Padre, cuidara a tu único Hijo, concebido por obra del Espíritu Santo…”
Es importante recordar que Juan XXIII añadió el nombre de San José al Canon romano, (ahora la primera oración Eucarística), antes de los nombres de los apóstoles.
En la liturgia moderna hay varios temas de devoción que nos presentan a José como esposo de María y guardián de la Sagrada Familia, Padre adoptivo de Jesús y modelo de la Iglesia. Frecuentemente estas tres advocaciones están unidas en las oraciones de intercesión.
“Hasta hoy la enseñanza más importante sobre San José es la exhortación apostólica de Juan Pablo II, “Redeptoris custos” que se publicó con motivo del centenario de la primera encíclica sobre San José, de León XIII, en 1889. La exhortación apostólica retoma muchos puntos tradicionalmente formulados en los escritos acerca de San José, repite las enseñanzas de los papas, sobre el tema, durante los últimos años diciendo que San José es el más grande de los santos después de María…” (Christopher O’Donell, O. Carm.)
Aunque hemos recibido muchas afirmaciones sobre la importancia de San José a través de los papas, se nos ofrece una preciosa oportunidad de reflexionar sobre San José, la persona de carácter confiado y obediente a Dios cuando el ángel le habló en sueños. Me refiero a la “Peregrinación de la Sagrada Familia” actualizada por el Equipo de Espiritualidad de Gran Bretaña e Irlanda en 2012, conservando la fidelidad al espíritu del venerable Pedro Bienvenido Noailles. En ella se encuentran referencias particulares a San José. En la segunda estación se nos invita a meditar sobre la duda de San José, la manera en que después que el ángel le habló en sueños “…despertó José del sueño e hizo lo que el ángel le había ordenado y recibió consigo a su mujer.” (Mt 1,18-24). También se habla de él en la tercera, la sexta, séptima y duodécima estación. Al señalar estas estaciones que nos hablan de San José no quiero quitar importancia al resto.
Finalmente cuando llegue la fiesta de San José, el 19 de marzo, unámonos en la oración para poder inspirarnos en San José en todas nuestras decisiones y dificultades de la vida y hacernos conscientes de su protección.
Anne Connolly,
President of the Lay Associates, Britain.