Colegio de Loreto 1845
Hoy os invitamos a todas a realizar este camino, no es el de Santiago, parecido, pero algo más largo: 167 años, leíste bien: años. Nos van a acompañar unas señoras de la época: intrépidas, valientes, luchadoras, emprendedoras y audaces.
Partimos de Barcelona, pero antes pasamos por Madrid, y llevamos compañía, alguien muy importante y gran conocido: el Buen Padre. Estamos en 1845, visitamos la fundación de Madrid y allí mismo se le ofreció, al Fundador, la oportunidad de abrir un Colegio semejante al que ya funcionaba en Madrid.
La madre de una alumna de este Colegio, fue de improviso, a visitar al Buen Padre y a la Madre Bonnat, para llevarles una carta del Cónsul de Barcelona, el Sr. Lesseps, pidiendo se hiciera en Barcelona otro Colegio semejante al de Loreto de Madrid.
Ya están padre e hija, examinando pros y contras de esta propuesta. Por un lado, una mujer al estilo de Teresa de Ávila, y por otro un hombre con espíritu de apóstol a lo Pablo. Aceptado, con una condición: que en Barcelona, capital, no existiera otra Comunidad docente.
Pocos días después recibieron una carta del Sr. Villasequía que afianzaba la proposición y adelantaba que varias familias de Barcelona garantizaban la asistencia de sus hijas, contaban ya con alumnas suficientes. Podría incluso abrirse el establecimiento en el mes de septiembre. Obra ya segura, preparada para la marcha…
Por eso desde Burdeos – dónde había ido la M. Bonnat, a preparar entre otros asuntos, el viaje a Barcelona- salió en agosto, acompañada de Sor Mª del Sagrado Corazón, que sería la primera profesora de la nueva Obra.
Todo parecía caminar a buen puerto. Pero el problema era el dinero, que había que tener muy en cuenta en el proyecto de la Fundación. La Madre Bonnat acudió a la Superiora General de la Esperanza, Madre Teresa, que inmediatamente se ofreció a ayudarle. Le llevaría el dinero a la diligencia en la que viajaba, ya que pensaba continuar con ella hasta Toulouse. Primera decepción. Al llegar al lugar se encontraron una nota que decía: “por circunstancias inesperadas se ha aplazado el viaje”…, y del dinero ni una palabra Llovía torrencialmente, acaso presagio de lo mucho que iba a costar esa Fundación. Tristes, abatidas y sin dinero continuaron el viaje. .Llegaron hasta cerca de Bèziers, dónde pararon cinco horas y a continuación lucharon con viento y lluvia.
Al llegar a Montpellier, la Madre Saint Paul, Superiora de la Comunidad, al verlas tristes y desanimadas, se ofreció para acompañarlas hasta la Junquera. Esta compañía les dio ánimos para seguir y ¡por fin! llegaron a Barcelona.
Buscaron lugar para hospedarse y fueron a visitar al Sr.de Lesseps y al Sr. Villasequía. En casa de este último iban a recibir el gran disgusto: al verlas, muy azorado y confuso lanzó una exclamación de sorpresa: “¡Oh, ya no las esperábamos… como había pasado septiembre…! No contábamos con Vds. y nuestras hijas han salido ayer para Perpiñán, al Colegio de las Religiosas del Sagrado Corazón…”
“No, no se desanimen, -les decían- veremos lo que podemos hacer…” Al día siguiente volvieron a verse, con muy buenas palabras, pero no les solucionaron nada. Indignada interiormente, la Madre Bonnat, tomó la resolución de comenzar la Obra, sin fondos, sin amigos, sin ayuda y sin conocer a nadie. La Madre Bonnat, “mujer de rompe y rasga”, se fue a un hotel, pagó 4 francos, por persona y por pensión completa.
Ya tranquilas las dos, escribieron a Toulouse, para pedir el dinero prometido y a Madrid solicitando alguna ayuda. La Madre Stanislás se puso enseguida en movimiento y acudió a un rico banquero, padre de una alumna del Colegio… Este buen señor después de mucho hablar les prestaba 1.000 francos al 8% de intereses. Rehusó la oferta. Y mientras un “rico” se negaba, un “pobre” amigo vendedor de telas se ofreció a darles ¡2.000 francos sin interés ninguno!
La Madre Bonnat no se queda quieta, es imposible para ella: En este tiempo imprime unos folletos de propaganda. Pide el coche al Sr Lesseps, que estaba bien dispuesto a ayudarles y en primer lugar van a visitar al Obispo, que les prometió ayuda. En todo lo que dependiera de él.
Los Gobernadores Civil y Militar, también las acogieron cordialmente El Gobernador Militar, fue encantador presentándoles a su hija de tres años, futura alumna.
Un día el Señor Lesseps se presentó a visitarlas y comunicarles que las Religiosas del Sagrado Corazón ¡acababan de fundar una casa en Barcelona…! Nuevo golpe que había que asumir.
A pesar de esta panorámica, animadas por muchas personas buenas, y confiando en la Providencia, siguieron enviando prospectos anunciando la próxima apertura del Colegio de Loreto.
Después de mucho andar, preguntar e indagar, en la Plaza de Santa Ana alquilaron un piso grande, en la casa del Marqués de Cerdanyola y pagaron 3.000 pesetas por un año.
La Madre Bonnat envió desde la comunidad de Madrid a Sor Stanislas. También habían llegado algunas hermanas de Madrid para completar la Comunidad. Todo parecía que iba por buen camino.
La casa se inauguró el 1 de noviembre de 1845 “Así fue como la Sagrada Familia se implantó en Barcelona, en el Colegio de Loreto”, el día de Todos los Santos.
En marzo de 1846, el Buen Padre visitaba Barcelona, llevándose una excelente impresión de las niñas y del Colegio. “Las autoridades eclesiásticas me han recibido muy bien. Creo que están dispuestas a favorecer todas nuestras Obras…”. Pero muy poco después las cosas cambiaron de rumbo y dieron ocasión a grandes sufrimientos para el Buen Padre. La historia nos lo irá contando. Mataró fue una sombra negra que oscureció el horizonte…
La Primera Superiora de la Provincia catalana fue la Madre Stanislás Fournier, religiosa de gran valor, que dio a la Obra un buen nombre y la impulsó con su labor perseverante. Pero esta Madre fue ante todo un apóstol.
En marzo de 1846, después de una corta estancia en Burdeos volvió la Madre Bonnat a España, esta vez se dirigió a visitar la Obra, ya en marcha, del Colegio de Loreto. En 1851, el Colegio iba muy bien y había que buscar un nuevo edificio.
Y lo encuentran. Se trasladaron a la propiedad de los Duques de Medinaceli, en la Plaza de la Cucurulla. Lo anuncia el Diario de Barcelona, elogiando la labor educativa de las religiosas, invitando a las familias a que visiten el local, donde serán bien recibidas por la Directora, la Madre De Lesseps.
“El día primero del próximo septiembre del año escolar, en el hermoso Centro de educación, que bajo la advocación de Nuestra Señora de Loreto, dirige con tanto acierto en esta ciudad la distinguida Dama de Lesseps, las personas que gusten podrán visitar el establecimiento, sito en la Plaza Cucurulla, antiguo palacio de los Duques de Medinaceli…”
En octubre, recalcando la unión que existe entre las casas de España, escribe: los Colegios de Barcelona y Madrid, se han ofrecido a socorrer el orfanato de Pinto.
Llegamos a 1873, en el trascurso de estos años que han pasado, pocas novedades importantes. Las alumnas se multiplican y a todas se les inculca el sentido de la solidaridad. El mayor inconveniente para este proyecto, era la mala instalación de que disponían. Llevaban 18 años en un Palacio Feudal, tan solo contaban con el primer piso, solo había salones contiguos, que servían, según el momento del día: de capilla, comedor, dormitorios, clases… Las dificultades eran muchas para poder vivir una vida religiosa.
Esta vez además de andar, buscar, indagar… hay que rezar. Cuando buscaban un solar para construir un Colegio fuera de la ciudad, encontraron una antigua casa de campo, la Torre de los Agustinos, en un sitio privilegiado, en medio de una plantación de naranjos. La única dificultad era el precio, éste sobrepasaba las posibilidades de la Comunidad. La Providencia se manifestó a través de amigos, que completaron el primer pago que había que hacerse al contado. Antes de un año ya estaban las hermanas y el numeroso internado instalados en esa casa.
El 11 de febrero de 1873 se proclama la 1ª República en España. El Ejército se subleva y en su mayoría se une el pueblo. El Cónsul francés se personó en el Colegio, para aconsejar que si llegaba el momento de la invasión del edificio deberían izar la bandera francesa.
La comunicación con Francia, no era posible. El Capellán de Colegio, fue hecho prisionero en la misma puerta. Los obreros suspendieron los trabajos, las alumnas iban disminuyendo, y llegaron a reducirse a 14 o 15. La Hermanas siguieron en sus puestos.
En 1878, España ya está en paz. El número de alumnas crecía, el Colegio se queda pequeño, se vuelve a pensar que se necesario cambiar de casa, o construir un edificio apropiado para lo que era un colegio, con internado en la misma finca.
Siempre con la fe puesta en la Providencia de Dios, consiguieron que el 31 de marzo de aquel mismo año se pusiera la primera piedra. Al día siguiente hablaban del nuevo internado del Colegio de Loreto, en Barcelona, que se empezaba a construir en Las Corts de Sarriá.
El Colegio del Externado iba aumentando cada vez más. La Madre de Lesseps buscó afanosamente una casa que reuniera las condiciones necesarias, pero no tuvo éxito. Un año trascurrió sin que nada cambiara la situación. Por fin, aunque no era el local conveniente, la Madre dio la autorización a una de las zonas más bonitas de Barcelona: la Rambla de los Estudiantes. Alquilaron por cinco años, el primer piso de una vivienda amplia y moderna. Se inauguró el 2 de julio fiesta de la Visitación de la Santísima Virgen.
Aumenta el número de alumnas, el local es insuficiente. La Madre se enteró por casualidad, de que un hotel en la Calle Puertaferrisa, en la casa señorial de los Marqueses Aitona y de Plá estaba libre, y el propietario pensaba alquilar.
Con el correr de los tiempos, este Colegio, sito en el casco antiguo, dejó de reunir las condiciones sanitarias necesarias. No tardaron mucho las Religiosas en darse cuenta de que este Caserón de Puertaferrisa era insuficiente para atender las necesidades de un Colegio, que cada día alcanzaba más prestigio en todos los aspectos.
Después de una constante búsqueda, dieron con un edificio ideal, para la realización de sus planes: fue el suntuoso chalet de la familia Simón, en la calle Mallorca esquina a Vía Layetana.
Este Colegio, se abrió en octubre de 1924; iban alumnas externas y mediopensionistas. La Comunidad estaba formada por Religiosas francesas y españolas, ya que la reputación de Loreto fue debida siempre a la enseñanza de lengua francesa. Eran ya 306 alumnas.
En 1931 llegó la República Española, con el cariz anticlerical que tomaban los acontecimientos. Varios amigos del Colegio, hombres con gran visión de futuro, aconsejaron a la Madre María José Pouget, Superiora del colegio, que el Centro se secularizase. Las Religiosas se vistieron de seglar y fueron a vivir a un piso en la calle Aragón, cedido por la Presidenta de las antiguas alumnas llamadas en Barcelona Madres Cristianas.
Al estallar la guerra civil, en 1936, el Colegio de Loreto, como todas las demás Instituciones similares, se vieron obligadas a cesar en sus actividades pedagógicas. Las Religiosas se refugiaron donde pudieron. El edificio fue respetado y conservado de manera satisfactoria.
Durante todo el tiempo que duró la guerra, el Colegio fue utilizado por la Delegación de Enseñanza, como una dependencia de formación para los Maestros.
El 27 de enero de 1939, a eso de las 9 de la mañana de aquel día en que la comunidad rebosaba de alegría por la liberación, apareció el Capellán de Loreto que a falta de otras personas legales, se consideró dueño del edificio. Desde el primer día, aprovechando que la Capilla se había conservado intacta, se pudo celebrar el Santo Sacrificio de la Misa.
Retomamos la historia después de salir el Colegio de la Calle Mallorca
Hacia 1960 se empezó a plantear de nuevo la necesidad de trasladar el Colegio a una zona menos contaminada por la polución.
Se construyó un pabellón destinado a clases, en la finca de la calle Anglí nº 58. Destinándose la Torre adquirida en 1963, para Casa Provincial y Juniorado.
En el curso 1965-1966, se abrió en dicha casa de Anglí el Colegio de Loreto, y allí continuó hasta que se terminó la Construcción del nuevo Colegio, en la Avda. de Pearson, en 1968.
A finales de los años setenta, y después de muchos estudios de todos los Centros de Enseñanza de la Sagrada Familia en España, el Colegio de Nuestra Señora de Loreto de Barcelona pasó a la Fundación San Pablo, constituida en Barcelona como Abad Oliva. A partir de 1981 fue el Colegio Abad Oliva, dejando de pertenecer a la Sagrada Familia de Burdeos
Se quedaron trabajando allí todo el personal seglar y alguna Religiosa, que permaneció en el mismo hasta el curso 2002-2003.
En 1981, una vez que el alumnado paso al Colegio de Pearson, los dos edificios de Anglí los ocuparon dos Comunidades, Anglí 1 y Anglí 2, que a partir de ese año continuaron con su labor apostólica: Catequesis, Parroquia San Vicente, Bonanova, visita a los enfermos, alfabetización en el Rabal, los Sin Techo, Fundación Adsis...
En 2016, Anglí1, se cerró pues las condiciones del edificio y la edad de las hermanas no era lo más indicado para continuar allí. Y aquí continuamos 7 hermanas, en la bonita Torre de Anglí, viviendo nuestra jubilación, lo mejor posible
Si fue difícil a nuestras valientes y emprendedoras antecesoras, ahora es igual de difícil encontrar quien esté dispuesto a hacerse dueño de esa hermosa casa.
Hemos llegado al final de esta Peregrinación, nos queda otra – LA SAGRADA FAMILIA POR TIERRAS DE CATALUÑA. ANIMO Y A EMPEZAR DE NUEVO.
Milagros García, comunidad de Anglí 1