India: Vida y Actividad en la parroquia Mariani en Assam

Las novicias de Segundo año Arockia Mary, Vimala Kumari, Salomi. Shireesha, Philomina y Princy trabajaron en el Noreste durante su experiencia misionera.

Las novicias de Segundo año  Arockia Mary, Vimala Kumari, Salomi. Shireesha, Philomina y Princy trabajaron en  el Noreste  durante su experiencia misionera. Estuvieron en diferentes parroquias : Mariani en Assam, Khonoma en Nagaland, Borduria en Arunachal Pradesh. Os transmitimos las experiencias y llamadas de dos de ellas: Salomi y Sireesha.

Nos da mucha alegría poder compartir con vosotras nuestra experiencia en
la Parroquia de Mariani. Nos ha orientado el P. Ceasar, cura párroco. En la parroquia hay 15 pueblos, rodeados de plantaciones de te. La gente viene de diferentes zonas de
la India buscando trabajo, y les contratan, casi como esclavos, en las propiedades privadas. Diariamente reciben salario y se les hecha una mano en los alimentos, pero no pueden ni cuidar a sus hijos ni educarlos. Aunque su vida es dura y difícil, son felices, generosos,  y comparten  lo que tienen. Siempre que visitamos sus casas, nos reciben con afecto diciendo “Jai Jesu”, viva Jesús. De acuerdo con sus costumbres, nos lavan las manos y nos sirven lo que tienen. 


Sentimos que esta gente necesita el servicio de personas comprometidas  que les animen a salir de su modo primitivo de vivir. Estuvimos allí casi un mes enseñando a los niños de la escuela materna. Por las tardes visitábamos las familias y ellas nos compartían abiertamente sus alegrías y dificultades. Cuando les visitábamos recordábamos las palabras de San Pedro: “No tengo dinero, pero lo que tengo te lo doy. En nombre de Jesús…” y la promesa de Jesús “Yo estoy con vosotros…” era nuestra fuerza. Los domingos íbamos a un pueblo, donde el párroco no podía llegar,  para animar la celebración y predicar
la Palabra de Dios. En esta situación poníamos nuestra confianza en
la Providencia de Dios  y permanecíamos firmes en la fe.  El pueblo nos animaba y aceptaba nuestro mensaje. De esta manera llegamos a conocer rápidamente a la gente.  


En otro pueblo participamos en la bendición de una nueva iglesia, con las Hermanas de
la Santa Cruz. Enseñamos cantos a los niños y el rito de entrada resultó muy bien.  La gente es muy abierta y colabora.  Nos dio mucha alegría celebrar en esta parroquia diversas fiestas. Los que participaron cantaban y bailaban  con nosotras creando un ambiente de sana alegría en  las celebraciones.

El ministerio de
la Palabra entre esta gente fue un desafío. Cuando miramos hacia atrás y recordamos lo que hicimos,  sentimos que Dios nos condujo y nos ayudó a  actuar lo mejor posible  en un terreno no familiar entre un pueblo desconocido. Estamos convencidas de que Dios nos necesita  para liberar a su pueblo y que quiere usarnos como mensajeras Él nos escogió. Necesitamos prepararnos para optar por el desafío de la vida misionera. Agradecemos la oportunidad que se nos ha dado.