FIESTA DE LA SAGRADA FAMILIA

FIESTA DE LA SAGRADA FAMILIA

“Id a Nazaret y… contemplad”  Pedro Bienvenido Noailles descubrió allí el misterio increíble del Amor, que dinamizó toda su vida. Jesús, hijo de María y subordinado a José… en Nazaret contemplamos a la Sagrada Familia: Germen de la Iglesia.  

Para nuestro Fundador, Nazaret era su casa solariega, el hogar donde soñaba reunir a los hijos de Dios dispersos… porque, al ritmo de su contemplación, descubrió que allí hay lugar para todos y por eso la Familia que él creó no tiene fronteras, está abierta a todas las vocaciones y, en la medida de sus posibilidades, dispuesta a atender a todas las llamadas. Porque… “diseminados acá y allá por el mundo, manifestándose de diversas formas en todos los caminos que recorren los pobres peregrinos… los acompañan en este valle de lágrimas para atraerlos a Jesucristo o mantenerlos con Él en la medida de sus fuerzas, compartiendo con ellos todas las molestias, trabajos y peligros del viaje.“(1)

Cada vez que celebramos la fiesta de la Sagrada Familia nos sentimos “Familia”,  no sólo se ensancha nuestro corazón, sino que se hace más sensible al gozo y  la esperanza (2) de la humanidad.

Contemplamos a…

Jesús… nosotros también podemos compartir los pocos panes y peces que llevamos en la mochila de nuestra vida, para aliviar el hambre de algunos,  hambre no sólo de pan(3)… Podemos sentir la alegría de una mesa inmensa, compartida y sembrar semillas de cercanía, amor y compasión para hacer del mundo una inmensa familia, donde crezcan interminables campos de trigo y cesen las armas…

María… que  guardando todo en su corazón (4) ilumina, dignifica, hace recobrar la alegría y la paz a los sencillos, a los humildes de corazón. Es una aldeana de Nazaret, Reina del mundo, fortaleza nuestra, valor desafiante, capaz de permanecer de pie junto a la cruz de su Hijo.(5)

José… discreto, seguro, siempre fuerte y prudente, su silenciosa y valiente misión es imprescindible en la familia humana y llena de paz los confines del mundo.

Hoy te decimos una vez más:

¡Gracias, Familia Santa, porque eres garantía de incolumidad y llenas de esperanza un mundo que, sin ti, perdería toda perspectiva de VIDA!