Considerando de nuevo el Congreso de Familia y la Asamblea de Sacerdotes Asociados, a los que tuve la alegría de participar, me gustaría compartir dos ideas que me parecen luminosas para el ejercicio de mi ministerio como sacerdote diocesano.
DOS EVIDENCIAS LUMINOSAS |
Considerando de nuevo el Congreso de Familia y la Asamblea de Sacerdotes Asociados, a los que tuve la alegría de participar, me gustaría compartir dos ideas que me parecen luminosas para el ejercicio de mi ministerio como sacerdote diocesano.
La primera es: la reflexión realizada durante los días del Congreso, que puso de relieve la realidad de los vínculos que unen las cinco vocaciones de la Familia. Solamente con espíritu de comunión, podemos vivir el carisma de nuestro Fundador. Lo que cada una y cada uno de nosotros vive en su compromiso personal en la Sagrada Familia, lo vive en solidaridad con los demás al realizar su misión.
Nos ha parecido oportuno expresarlo mediante la siguiente fórmula: donde hay un miembro de la Familia, está presente la Familia entera. De este modo, nuestra vida, en nuestros diferentes países, nuestro trabajo pastoral, nuestra comunidad, nuestras relaciones humanas, nuestra oración, todo ello está habitado y enriquecido por el espíritu de comunión. Es una gran alegría poder manifestar el espíritu de Solo Dios en la diversidad de lo que somos.
El segundo: como Sacerdotes Asociados, queremos dar testimonio, por medio de nuestro ministerio, del espíritu de familia que el Padre Noailles quiso hacer presente para responder al deseo de Dios de reunir a todos los pueblos en Él, como una sola familia. Estamos convencidos de que la enseñanza del Concilio Vaticano II fecunda, tanto la nueva evangelización que la Iglesia universal está poniendo en marcha, como la nueva visión del mundo.
Esperamos que el compartir de nuestras experiencias pastorales y el apoyo fraterno en la oración, sean en nuestras vidas como Sacerdotes Asociados, un don del Espíritu Santo. Creemos que la Sagrada Familia de Nazaret es para nosotros fuente de inspiración para vivir una auténtica presencia evangélica de mujeres y hombres en los lugares donde nos encontremos.
La tercera etapa del Congreso ya ha comenzado. Vivimos este camino como una pequeña familia en la gran familia del universo, como Familia en misión, don en el mundo.
Jean-Louis Despeaux
Sacerdote Asociado - Burdeos