Más de 26 millones de personas en el mundo sufren la enfermedad de Alzheimer, según previsiones recientes, este numero será 4 veces mayor en el 2050 (AP). Este tema nos interesa a todos.
Más de 26 millones de personas en el mundo sufren la enfermedad de Alzheimer, según previsiones recientes, este numero será 4 veces mayor en el 2050 (AP). Este tema nos interesa a todos.
El mundo entero celebra el Día mundial del Alzheimer el 21 de setiembre. En muchos países, que intentan encontrar una solución para ayudar a los enfermos y a sus familias a afrontar la enfermedad, se han celebrado ya 15 Jornadas Mundiales.
Quizás esta fecha pasa desapercibida para muchos de nosotros y sin embargo esta enfermedad nos concierne a todos. En algunos casos la padecen nuestros familiares, y bastantes hermanas nuestras la sufren.
El Alzheimer rompe el equilibrio de la familia, e influye mucho en las relaciones familiares. Desorganiza el rol de cada uno e invierte las relaciones padres – hijos. Aísla a los enfermos y a las personas que les cuidan. Influye también en nuestras comunidades.
Esta vez queremos compartir con vosotras el testimonio de nuestras hermanas contemplativas de Martillac, que acompañan con cariño a Felicidad en su enfermedad.
UNA HERMANA MUY QUERIDA
Felicidad nació un día 30 de marzo de 1924 en Polvorosa de Valdavia (León).
Entró en el Noviciado de Oharriz el 21 de febrero de 1942 cuando aún no tenía 18 años. Hizo los votos perpetuos el 26 de setiembre de 1946, pero desde 1943 empezó a trabajar en la cocina, primero en San Sebastián, como ayudante y en 1952 en Francia en la comunidad contemplativa de Santa Helena.
A lo largo de su vida continuó haciendo este trabajo que lo consideraba “su misión”, siempre disponible para todo y para todos. Esta ha sido la característica de nuestra hermana durante todos esos años de vida escondida: más de 50.
Más tarde la comunidad veía que disminuían poco a poco sus capacidades y sus fuerzas. A cada instante necesitaba acompañamiento y ayuda….En ese momento se descubrió que padecía Alzheimer. Teníamos que pensar en tomar una decisión, aunque fuera lo más tarde posible, a fin de que estuviera en un lugar adaptado y protegido. Fue un momento difícil para la comunidad, una decisión que asumimos juntas.
Pensamos en una casa de retiro regentada por la Hermanas de San José, que tiene un departamento para las personas que padecen la enfermedad de Alzheimer, allí ingresó nuestra hermana. Durante un tiempo estuvo en el centro de día. La acompañábamos todos los días y poco a poco se fue integrando. Esto nos ha costado mucho, pero después de un tiempo sentimos que Felicidad es feliz donde actualmente está.
Nuestra hermana, a pesar de su enfermedad, continúa dando un testimonio de comunión, caridad, alegría. Todo el personal del centro lo reconoce. Todo el día canta el Aleluya. Cuando vamos a verla constatamos que Felicidad vive su vocación de oración continua sin saberlo. Todos la quieren, la Directora decía que Felicidad es como la guinda sobre la tarta, está atenta a todos y a cada uno, amable, dócil a pesar de que avanza la enfermedad. Sus fuerzas han disminuido mucho en los últimos meses…parece que está más consciente, se pone muy contenta cuando nos ve, aunque unos momentos después su lucidez decae.
¿Cuanto tiempo podremos aún visitar a nuestra hermana?... Misterio de Dios Lo que es seguro es que la comunidad recibe mucho de ella, y a su vez la comunidad hace todo lo que puede para visitarle y estar “presente”, también para nosotras es una “hermana querida”.
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