Día Internacional de la Mujer

En nuestro primer contacto con la gente del barrio, nos sentimos acogidas, especialmente por las mujeres, Alicia, Zulma, María, Nelly, Nazaré, Mary, Ida…, con quienes hemos mantenido diálogos, intercambios de direcciones, teléfonos… y amplios espacios donde compartieron historias de vida. En cada historia compartida, resonaron puntos en común, como la búsqueda de su dignidad, sus derechos como mujeres,

 “Porque las lágrimas se transformaron en risas y los golpes en fortaleza”

 (Nelly Bórquez)

 

En nuestro primer contacto con la gente del barrio, nos sentimos acogidas, especialmente por las mujeres, Alicia, Zulma, María, Nelly, Nazaré, Mary, Ida…, con quienes hemos mantenido diálogos, intercambios de direcciones, teléfonos… y amplios espacios donde compartieron historias de vida. En cada historia compartida, resonaron puntos en común, como la búsqueda de su dignidad, sus derechos como mujeres, los jóvenes y la droga, la lucha cotidiana por llevar el pan a sus casas, la preocupación por la educación de sus hijos/as, historias de violencia que sufrieron personalmente o les tocó acompañar de cerca a otras mujeres, las muertes injustas de seres queridos…

En una celebración eucarística, después de escuchar el Evangelio (Mc. 1, 40 – 45), se abrió un espacio para compartir el texto. Nos sorprendió que varias personas lo relacionaron con la discriminación que se vive hoy, en las casas, en el barrio e incluso en la comunidad cristiana. Se discrimina por el color de piel, por pensar diferente, por ser diferente… A todos/as nos conmovió lo que nos compartió, no sin dolor,  doña Duarte: “Estaba esperando en la farmacia y detrás de mí entró una señora boliviana, con un bebé en brazos y dos niños más con ella. La dueña de la farmacia me preguntó si podía atender primero a esta mujer, cosa que me pareció muy bien, pero me quedé decepcionada y dolida cuando me dijo que la atendió primero, para que se retire rápido, ya que daba “mala imagen” y podía perder clientes”…

Esta experiencia de compartir la Fe, desde la realidad, en comunidad amplia, con mujeres y varones, nos moviliza interiormente y nos invita a estar abiertas, a escuchar el clamor de Dios en la realidad. Es la realidad la que nos enseña a ser flexibles, a dejar caer estructuras mentales y ciertos aprendizajes y prejuicios,  a traer todo esto a nuestra oración personal y comunitaria y darnos tiempo para permanecer en silencio, acallar nuestros pensamientos, preocupaciones y dejar que el Espíritu de Dios nos conduzca, nos conecte con nuestra sed interior, con nuestros deseos más profundos y dinamizadores.

Uno de nuestros deseos es el de aprender a trabajar en Red, a favor de la Vida, por eso, nos pusimos en contacto con “La casa de la Mujer” que funciona dentro del barrio. Allí nos recibieron, Nelly y Nazaré (brasileña)

Nelly Borquez  es una mujer de 62 años que coordina una red de catorce centros de atención a mujeres, víctimas de violencia machista en el partido de La Matanza., Buenos Aires. Fue pionera en La Matanza, en el trabajo de prevención y tratamiento de la violencia de género, desde la Casa de la Mujer Roza Chazarreta. En nuestro primer encuentro nos dijo: “Soy militante cristiana, feminista y sintonizo con el pensamiento de la Teología de la Liberación”.

Ella es coordinadora de los Seminarios de Formación Teológica para Laicos. Se metió con la problemática de la violencia doméstica en 1989, luego de padecerla en su propio cuerpo, con su pareja de entonces. “Era la época de la hiperinflación y en el barrio organizamos ollas populares. Ahí empezamos con otras mujeres a hablar de nuestros problemas, de nosotras mismas”, contó.

Desde 1993 también “trabaja con varones agresores” derivados de juzgados de menores y de familia, trabajando con ellos, entre otros aspectos, el de  “las nuevas masculinidades”.

Nelly nos contó que una de las primeras tareas a realizar con las mujeres es la “deconstrucción” de aprendizajes culturales, religiosos…, internalizados desde la niñez.

Después de preguntarnos qué queríamos nosotras, nos ofrecieron, entre otras actividades, colaborar en un Centro de atención llamado “Rueda de Mujeres” que funcionaría cerca de nuestra casa. También nos ofreció  formación en cuestión de género y de deconstrucción, ya que todas necesitamos hacer este proceso para poder enfrentar y acompañar estas problemáticas.

Al despedirnos de Nelly y de Nazaré, caminamos unas cuadras y escuchamos que alguien nos decía: esperen, no sigan, creo que no me equivoco…¿son ustedes las hermanitas? Bienvenidas!,mi nombre es Ida, esta es mi casa  y está abierta para cuando deseen pasar a tomar un té, agua o lo que deseen…, tengo mucho para contarles…”

Nuestro Compromiso colectivo nos invita a “Escoger la vida”, lo que exige “un cambio de mentalidad, así como a comprender, a sentir y a situarnos en un nuevo modo de relacionarnos con Dios, con la humanidad, con la tierra y con toda la creación” (C.C.) Los Encuentros de “Arraigos para la Vida”, son encuentros de Espiritualidad holística en clave de mujeres, que nos ayudan a ir haciendo este cambio de mentalidad, a sentir que somos parte de una familia más amplia. Estos encuentros se realizan cada dos meses y participamos mujeres de diferentes partes de Buenos Aires (madres de familia, religiosas de diferentes congregaciones, mujeres que sufrieron violencia de género y violencia doméstica …)  Son espacios donde nos reunimos para reflexionar, compartir los procesos de búsqueda y animarnos mutuamente a hacer transformaciones en lo cotidiano de la vida. Miramos y analizamos críticamente la historia que vivimos, con ojos de mujere; escuchamos la memoria de nuestras historias de vida, escrita en nuestros cuerpos, sentimos,  pensamos y recreamos nuestra experiencia de Dios con nuevos lenguajes,  valoramos nuestras intuiciones de mujeres para imaginar creativamente el futuro.

La conexión que encontramos con estas mujeres, es que como ellas, creemos que “el Amor habita en la historia que vivimos y palpita en la fragilidad de cada inicio cotidiano de la vida, donde es posible vivir una espiritualidad  que nos enraíza en lo profundo de nuestro ser y nos ayuda a vivir en libertad, creatividad y fidelidad a quienes somos y deseamos ser”

Nos sentimos muy agradecidas por este presente que estamos viviendo… por cómo se van dando las cosas con naturalidad, por tantas personas buenas que encontramos en nuestro caminar, con quienes podemos contar…

Ana María Alvarez y Zulema Frank 

Comunidad de Buenos Aires, Argentina