Las Hermanas Catherine Lavery (Gran Bretaña e Irlanda), Geni Dos Santos (miembro del Consejo General), Aldegonde Mbalanda (Canadá) y Rasika Pieris (Sri Lanka - Colombo) participaron en un seminario titulado "Compartir nuestra diversidad por medio de la interculturalidad”, organizado por la UISG del 21 de enero al 1 de febrero en Roma.
El Seminario de la UISG fue una experiencia muy enriquecedora, sea por la profundidad y competencia de las conferencias, sea por la diversidad y apertura del grupo de participantes.
La unidad en la unidad está en la base de lo que buscamos vivir cada día, en nuestra misión de comunión. Somos llamadas a acoger la diversidad de manera positiva y a buscar caminos de integración.
En este momento particular, en que el fenómeno migratorio sin precedentes en la historia produce diferentes reacciones en todo el mundo, en que nuestras comunidades religiosas son cada vez más multiculturales, podemos aportar una palabra profética por la decisión de una vivencia intercultural.
(Geni - Rome)
¡A continuación comparten su breve experiencia con nosotras! Asistieron al seminario 180 hermanas de 45 Congregaciones internacionales extendidas por los cinco Continentes.
El tema del Seminario se centró en la interculturalidad de la vida religiosa actual. El contenido de la primera semana exploró terminología, cultura, contexto e interculturalidad, perfiles sociales, espiritualidad, teología y respuestas psicológicas. Durante la segunda semana exploramos varios temas para vivir de manera intercultural, lo que incluye saber superar los conflictos, la formación inicial y las diferencias generacionales, género y liderazgo.
Encontré este Seminario enormemente enriquecedor. Fue un privilegio poder participar. El grupo de diálogo, del que formé parte, estaba compuesto por ocho Hermanas de los cinco Continentes. Había gran apertura para escuchar atentamente la experiencia de las demás.
Encontré que la información en la primera semana era tanto explicativa como desafiante. Me vi obligada a considerar aquello en lo que tengo tendencia a estereotipar basándome en un conocimiento y comprensión limitados. Comencé a reconocer la necesidad de vivir "intencionalmente" una situación intercultural. Me recordaron que la llamada a vivir interculturalmente significa vivir proféticamente en un mundo donde la división es común a todos los niveles. Es algo vital si quiero vivir plenamente mi misión como una Hermana de la Sagrada Familia.
Catherine – Unidad de Anglo-Irlanda
La comunidad en la que vivo es pluralista en términos de cultura, contexto, experiencia, etc. Vivir con diferencias en las comunidades mejora nuestra calidad de vida. "Nos hace más conscientes de que la interculturalidad es una llamada radical, es siempre una lucha", dijo una de las participantes en el seminario.
El hecho de asistir al Seminario, abrió mis ojos hacia la realidad a la que estamos expuestas, y eso des-construyó y reconstruyó la noción que yo tenía sobre "interculturalidad".
El uso de la palabra 'interculturalidad' y 'multiculturalidad' indistintamente me ha ayudado a matizar estos términos, centrándose aún más en la noción y realidad de la interculturalidad que es una respuesta basada en el desafío de la multiculturalidad, la comprensión.
Reflexionamos sobre la interculturalidad como una lectura radical del evangelio, que es una invitación a ser conscientes del hecho de que no hay una "cultura dominante" entre los cristianos. Y esto nos lleva a ver con claridad que tampoco existe una 'cultura marginada'. Estamos llamados a vivir con nuestras diferencias en una misión común.
Como miembro de una congregación internacional, se me presentó el reto de aprender sobre la "cultura del otro". Nuestra fe exige que construyamos un hogar común donde la "diferencia" sea digna y valorada.
Esta es mi experiencia al asistir a un seminario que proyecta luz sobre las estructuras, las ideologías, los prejuicios y la comprensión que tiene el peligro de convertirse en barrera para el cambio, y es acicate para que nuestra misión se realice.
Rasika – Colombo
En estas pocas líneas me gustaría compartir mi experiencia vivida durante dos semanas. Lo que más me gustó es la franqueza y competencia de las personas que han intervenido.
La primera parte de la sesión fue establecer las definiciones de algunos conceptos que solíamos conocer: cultura, intercultural, multicultural, transcultural, mono-cultural...
El comienzo de la sesión fue para mí un momento para poner bases teóricas que me han ayudado a entender el resto de la sesión. La segunda semana fue mucho más práctica, con experiencias de vida.
Realmente aprecié la forma en que se realizaron los intercambios en grupos pequeños. Sentí que las participantes se dieron cuenta de que la vida intercultural es una forma genuina de que personas de diferentes culturas, que viven juntas, estén profundamente unidas.
La vida intercultural no es un problema sino un desafío, una oportunidad.
No es fácil, pero es deseable (Dios lo quiere) y urgente. Exige, provoca una revolución de la vida religiosa. Es un desafío.
Necesitamos un apoyo muy importante y un personal muy dinámico para llevar este proyecto de interculturalidad a nuestras comunidades.
Mi conclusión es que la interculturalidad debe construirse en conjunto.
Mi contribución a la creación de la comunidad intercultural, es la capacidad de apertura, la fe y la confianza en lo que nos une: Jesucristo. Y también la posibilidad de construir relaciones duraderas respetando a los demás. La interculturalidad que exige un proceso de conversión, me invita a vivir la interculturalidad de una manera consciente. Debo hacer un esfuerzo para saber más sobre mi propia cultura, para amarla y apreciar la los demás. Aprender a valorar cosas nuevas.
Aldegonde - Canada