Texto escrito por un amigo de la Familia y que se publicará en Iglesia en Jaén.
En la parroquia de S. Juan de la Cruz de La Carolina tuvo lugar la celebración de la eucaristía del inicio del Bicentenario de la Fundación de la primera comunidad de la Sagrada Familia de Burdeos en 1820 por el venerable Pedro Bienvenido Noailles, sacerdote de Burdeos.
La comunidad parroquial acogió con gran alegría y cariño a las hermanas que desde otras comunidades se hicieron presentes, especialmente a las que habían pertenecido a la comunidad carolinense, clausurada desde hace dos años.
La eucaristía fue presidida por D. Carmelo Lara Mercado, párroco de S. Juan de la Cruz, que fue también capellán de estas religiosas y concelebró D. José Luis Martínez Poyatos, párroco de S. Carlos Borromeo. Participaron proclamando la Palabra de Dios hermanas y asociados laicos de la Congregación que también se unieron a la celebración.
D. Carmelo en la homilía, partiendo de los textos sagrados del domingo, destacó que el Dios trinitario se hizo presente en la vida de Pedro Bienvenido como en la vida de esta familia de la primera lectura para alabar y bendecir al Creador, “Gloria a solo Dios”. Igualmente señaló cómo el sueño que tuvo el fundador ante la imagen de N.ª S.ª de Loreto, es el sueño misionero de toda la Iglesia, dar a conocer a Cristo a todos los hermanos, deseando que el mundo sea una gran familia a imagen de la Trinidad viviendo los valores de la familia de Nazaret. Llegar a latir con un solo corazón como la primitiva Iglesia.
Mencionó el inicio de la primera comunidad en la solemnidad del misterio de la Santísima Trinidad que dio respuesta a las necesidades básicas de los hermanos de su tiempo y cómo este carisma se fue difundiendo por el mundo hasta la actualidad. Pidió al Señor que a todas las vocaciones –hermanas contemplativas, apostólicas, sacerdotes asociados, Instituto Secular y laicos asociados- les diera fuerza para ser consuelo y esperanza de todos, pues estáis llamados, estamos llamados, a vivir este sueño misionero del Buen Padre. Concluyeron sus palabras pidiendo a Dios Padre que nos impulse con su Espíritu a vivir la comunión celebrando la familia, para “dar gloria a solo Dios” y todo por María.
Al finalizar eucaristía, los celebrantes, los miembros de la Sagrada Familia junto a la comunidad participaron en la propuesta de Manos Unidas “ENCIENDE LA LLAMA 24 HORAS”; se leyó el manifiesto y se rezó la oración. “Que esta luz que encendemos sea verdad y vida, y que, juntos, con la ayuda de Dios y su mensaje, encendamos nuevamente nuestro compromiso por iluminar el mundo”.
Fue una tarde para dar gracias a Dios por todo el bien que hicieron las hermanas en esta ciudad durante los años que permanecieron entre nosotros en las diferentes parroquias trabajando ejemplarmente en las diversas tareas pastorales. Con mucho cariño se les recuerda por su entrega generosa, su cercanía a todos, especialmente a los más indigentes, pretendiendo siempre “hacer del mundo una única familia”. Pedro F.º Criado Menor