Mi primero y único amor
Al comienzo de toda vocación a la vida consagrada, hay un profundo deseo de Dios y una atracción, una fascinación por la persona de Jesús y su mensaje que libera y hace feliz. El modo cómo el Espíritu de Dios nos conmueve y nos llama, es diferente para cada persona. La carga de cada día, la fuerza de la costumbre, los fracasos y decepciones, pueden reducir a cenizas el fuego del amor. El Papa Francisco nos invita a reavivar el entusiasmo del tiempo del "primer amor".
Para los Fundadores y Fundadoras, la Regla ha sido solamente el Evangelio, cualquier otra norma no quería ser más que su expresión y un instrumento para vivirlo en plenitud. Su ideal era Cristo y adherirse a Él completamente, hasta poder decir con Pablo: "Para mí la vida es Cristo" (Flp 1, 21); los votos tenían sentido sólo para poner en práctica su amor apasionado... “Invito a cada cristiano, en cualquier lugar y situación en la que se encuentre, a renovar ahora mismo su encuentro personal con Jesucristo, o al menos, a tomar la decisión de dejarse encontrar por Él, de intentarlo cada día sin descanso."
“¡La alegría, nace de la gratuidad de un encuentro! Y la alegría de encontrarme con Él y su llamada me impulsan a no a encerrarme en mi sino a abrirme. Nos lleva al servicio de la Iglesia... allí donde hay religiosos/as hay alegría”. Estamos llamados a experimentar y demostrar que Dios es capaz de llenar nuestros corazones y hacernos felices, no necesitamos buscar nuestra felicidad en otro lugar.
Hemos de volver a preguntarnos: ¿Es Jesús realmente nuestro primero y único amor, tal como nos propusimos cuando profesamos nuestros votos? Sólo si es así que podemos y debemos amar con verdad y misericordia a cada persona que encontramos en nuestro camino, porque hemos aprendido de Él qué es el amor y cómo amar: amaremos porque tendremos su mismo Corazón.
Mira profundamente en tu corazón, llega a lo más hondo que hay dentro de ti, y pregúntate:
¿Tengo un corazón que busca algo grande o un corazón dormido por las cosas? ¿Mi corazón tiene inquietud por la búsqueda o se ha dejado asfixiar por las cosas? Dios te espera, te está buscando ¿qué le respondes? ¿Te das cuenta en qué situación te encuentras? ¿Duermes? ¿Crees que Dios te está esperando, o para ti esta verdad se queda en meras "palabras"?
Buscar a Dios en el pasado o en el futuro es una tentación. Dios está ciertamente en el pasado, porque está en las huellas que ha dejado. Y está también en el futuro como una promesa. Pero el Dios "concreto", por así decirlo, está en el hoy.
• Ves a un lugar tranquilo y recuerda los momentos de tu vida en los que Dios te ha impresionado de una manera especial.
• ¿Qué acontecimientos en tu vida han asfixiado tu entusiasmo y tu celo? ¿Cómo puedes expresar tu amor en la situación actual?