PARALELO |
A flor que hoje eclode, amanhã já Não existe Mas o bem que hoje fazes para sempre Ele persiste! A flor pequenina embeleza E perfuma, Para a vida futura não levas Coisa alguma. Pensa o presente, o passado, o futuro, Assim a vida te dará seu fruto maduro! O pássaro que trina na silente Floresta Não tem consciência disto, mas é Uma festa! O sol que nasce e se põe cada dia, traz vida, calor, Luz e alegria! A chuva que rega a planta, também alimenta E encanta A gralha que recolhe o pinhão, também o enterra e esconde No chão! E quando se pensa que ela rouba E destrói Ela devolve a semente em nova planta A nós! Assim ela multiplica a araucária; Refloresta de maneira simples, Primária! A vida é assim: tem suas Surpresas. Quando menos se espera, revela As suas belezas! (Irmã Áurea da Silva – Brasil 12.12.2012) |
MUJER, MADRE |
Hay vivencias profundas, tan hondas que, imposible expresarlas con palabras... me sumerjo en un baño, activo, de silencio para admirar, mujer, la luz que irradias.
En silencio, yo sueño… te veo, mujer cual eres… virtudes y defectos… como persona humana… pero… tienes rasgos inconfundibles que, en diversos procesos te acompañan.
Preciosos rasgos, inherentes a ti Ayer, hoy… mañana. Mujer, madre, si tú me das permiso, convoco en este día a todos los poetas… amigos, elegid materia prima… construid con ella una casa de dimensiones nuevas.
Cimientos firmes, fachadas naturales, con puertas y ventanas siempre abiertas para acoger y dar amor… a mares, ¡que no lo contaminen esas mentes perversas!
Abrid, en lo más alto de la torre, insignia universal… una bandera, tejida con la paz y la armonía capaz de destruir el odio que envenena.
Piso tierra… me despierto del sueño, te veo, madre-mujer, cogiendo esa bandera, madre-mujer, con rostro de mi madre infundiendo ternura a manos llenas.
Y… junto a ella, los rostros de otras madres, infinidad de madres, de razas y culturas muy diversas entrelazan sus manos, transmiten energía: es regalo del Cielo que hasta nosotros llega…
Mujeres-madres, cantad para los hijos pequeños y mayores esas nanas sagradas que duermen y despiertan, y nos devuelven corazones sensibles, rompiendo de una vez, corazones de piedra.
Mujeres – madres, a vuestra cita, ahora, acudamos en masa, poetisas y poetas para entonar el himno, cuyas voces, devuelvan la salud, a nuestra Madre Tierra.
Mª Gracia Fernández Tejerina |