Florida de Liébana, Salamanca, es la última fundación que la provincia de España ha hecho en una zona rural. Las hermanas llevan allí unos cuantos meses y comparten con nosotras sus primeras impresiones.
En estos pocos meses que llevamos viviendo hemos oído diferentes sonidos, unos vienen del exterior, otros se perciben interiormente.
Encima del campanario está el gran nido que la cigüeña ha hecho ramita a ramita. Nos han dicho que llevan unos años que, por el cambio climático, ya no emigran. Cuando “castañea” o “macha el ajo” es decir, abre y cierra el pico fuertemente semejante a un ruidoso aplauso en los días que está incubando, significa que le pide a la cigüeña macho que le lleve comida. Ahora tienen dos crías y es un placer ver cómo les da de comer.
Oímos el viento, con frecuencia fuerte, que hace ondular los campos de trigo y de colza hasta hace poco de un amarillo intenso; los otros cultivos, garbanzos y sobre todo maíz están de pocos centímetros.
Oímos los pájaros con una algarabía alegre en las mañanas y las tardes; algunos tienen sus nidos en nuestro tejado.
Hemos oído, en los encuentros de formación, la crudeza de los planes económicos, agrarios y comerciales que solo buscan favorecer las empresas transnacionales y las ganancias con los bienes comunes de la humanidad necesarios para la vida y que tanta muerte conllevan. Y al mismo tiempo constatamos el caudal de resistencia a nivel local y global que promueve la defensa de la Tierra y la soberanía de los pueblos, con movilizaciones, campañas informativas y de presión en los organismos internacionales que solo sirven a los intereses de poder y, sobre todo, vivir de otro modo.
Estamos oyendo Voces de Mujeres. En el día de Homenaje a la Mujer Rural vimos cómo las mujeres han sostenido históricamente la vida en todos los pueblos y concretamente en esta zona descubrimos los oficios que han sustentado la vida: silleteras (haciendo sillas), hilanderas de lana, costureras, parteras, valeadoras (en la trilla), las que recogían las gavillas, llamadas atiñas, las reposteras, en la matanza del cerdo, además de todas las tareas cotidianas.
En algunos pueblos que visitamos se oye la soledad de los mayores, con calles desiertas y casas cerradas, pero una vez que entramos en contacto oímos cómo las historias del pasado, las familiares y sociales, con memorias alegres y dolorosas y con sus fotos, son vivencias que dan sentido. Algunas veces los hij@s que viven lejos, no se hacen presentes como ellos quisieran. Percibimos cómo el pueblo es como una familia, sienten la compañía entre vecinas, saben de sus penas y alegrías y, si pueden, se ayudan. Además de lo local, oyéndoles, descubrimos también que tienen criterios sobre la situación que vivimos en nuestro país. Siempre son conversaciones vitales.
En un encuentro de formación para consolidar las redes de productor@s y consumidor@s, vimos el documental titulado, “La sabiduría de la Tierra. Mujeres 9 baserritarras” que os invitamos a ver, fácilmente se encuentra con el buscador de internet: https://www.youtube.com/watch?v=3e5Ns3IsaIA. Descubrimos el proceso de concienciarse, empoderarse y llevar a cabo diferentes proyectos productivos.
Cada vez vamos escuchando más cómo hemos de ir creando nuevas relaciones entre el mundo urbano y el rural, una realidad ya en algunos lugares. Hay una historia ocultada pero real, que no sale en los medios de comunicación habituales, que nosotras hemos de buscarla y descubriremos las causas que impiden la vida, como hemos expresado en la Asamblea de la Unidad. En otros videos de pocos minutos como “Mujeres campesinas y andaluzas. Entre la tradición y la lucha” o en “Campesinas, semillas de cambio”, en Centroamérica, podemos disfrutar al ver y oír procesos interiores que valoran otra forma de vivir y todas, aquí y allí, gozan y gozamos en la vida cotidiana.
Como iglesia de Salamanca estamos en un proyecto de tres años, la Asamblea diocesana. En nuestro pueblo hemos empezado la primera fase con una llamada a una renovación espiritual y lo que se pretende es llegar a la renovación pastoral y estructural, una buena noticia donde esperamos que las voces de las mujeres sean escuchadas.
Hace unos años expresamos la prioridad de ir evolucionando hacia la nueva cosmovisión en donde se nos despiertan esos sentidos a veces dormidos, la Tierra habla y, en el medio privilegiado que es el mundo rural, la estamos oyendo. Desde la llamada a vivir en actitud de éxodo permanente, estamos explorando nuevas posibilidades para implicarnos en iniciativas a favor de la vida y como expresión de nuestro carisma de comunión.
25 de mayo de 2015
Comunidad de Florida de Liéba