De la muerte a una Nueva Vida

El paso entre la muerte y la nueva vida o resurrección necesita muy poco espacio.

De semilla a planta...

de oruga a mariposa ...

Del feto al ser humano ...

Del humanocentrismo al ecocentrismo …

Del egoísmo a la conciencia planetaria… 

De Jesús de Nazaret al Cristo Universal ...

Pero es un proceso por el cual el Universo se hizo más consciente con la aparición de la especie humana.  Este pequeño espacio es determinado por el contexto y el ser con el que se alimenta.

El contexto de Jesús era el mismo que el de todos los demás judíos de su tiempo, pero su interpretación de las escrituras era diferente de la de los escribas y maestros de la ley. Las mentes estructuradas o cerradas no podían entender su mensaje de liberación o libertad desde dentro. Tocó la esencia misma de todo ser, las bendiciones originales, la bondad, el Amor, el yo divino en lo más profundo de su ser. Habló con fuerza y de todas las formas que pudo, de su experiencia interior de Dios, y dio testimonio de ello a través de su propia vida.

“De la carne nace carne, del Espíritu nace espíritu. No te extrañes si te he dicho que hay que nacer de nuevo. El viento sopla hacia dónde quiere, oyes su rumor, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así sucede con el que nace del Espíritu.” (Jn 3,6-8)

La elección consciente y libre de Jesús permitió que lo mataran, comunicando el mensaje del Espíritu que se cernía sobre el inicio mismo del Universo, como nos cuenta el primer relato del Génesis. Habiendo comprendido la coexistencia de la oscuridad y de la luz, su invitación era a vivir en la luz, donde uno puede verse a sí mismo como realmente es, no como otros lo dicen o como un falso yo lo representa. Es ahí donde se produce la transformación interior y los cambios exteriores.

Como dice el célebre teólogo Karl Rahner: "La Pascua no trata sólo de la resurrección de un individuo, sino de toda la creación". La Pascua no sólo es significativa para nosotros, los seres humanos. La Pascua, por nuestra propia participación, se convierte en una realidad cotidiana para el planeta tierra.

Hoy en día, en medio de las guerras, la destrucción de la casa común, la violencia, el consumismo y otras manifestaciones de ruptura, nosotros, los seres conscientes, intentamos traer armonía, amor, generosidad, paz y creatividad para una vida mejor. El espacio entre la muerte y la nueva vida exige perseverancia, libertad interior y contacto con la originalidad de la naturaleza humana.

¡Que nuestra celebración de la Pascua nos anime a cada uno de nosotros personalmente y a todos los seres colectivamente, a compartir nuestra naturaleza común para la vida!

Jesmin FERNANDO

Consejera General