CANADA – SINTESIS REFLEXIÓN -

El árbol del Buen Padre:

El ir y venir de sus raíces, el movimiento misionero de nuestra historia canadiense

“Cada uno de nosotros es un camino único, el que toma el Amor para iluminar el mundo. A cada una le corresponde llegar a ser el nombre, el secreto que ella es, revelar esa forma que toma la Vida en ella.” J.Y.Leloup

El aroble que el Buen Padre nos ha descrito como el símbolo de lo que Dios quería realizar con él y que le desvelaba el gozoso misterio cada vez que se unían nuevas personas con la misma pasión: extender y fortalecer la fe, ayudar a todos a encontrar “el sentido”, ayudar a reconstruir el tejido humano de la sociedad, ayudar a reunir a la familia entorno a su Dios.

El sueño de Pedro Bienvenido no tenía fronteras, sus colaboradoras de entonces y las de después no las tuvieron tampoco. Una misma escucha, una misma fidelidad guiaron los caminos que tenían que seguir. Para nuestro Fundador, una vida muy “centrada” en Dios se convertía como en un fuego que impulsaba hacia adelante, que ponía en marcha. Su carisma extraído del Corazón de Dios le habilitaba de una gran capacidad para “congregar” para la misma causa, la causa de Jesús. Su talento, Pedro Bienvenido lo puso al servicio del Evangelio. Vivía con los ojos y el corazón abiertos y comunicaba, invitaba al compromiso, a la puesta en marcha de una vida social y espiritual animada con un nuevo Aliento de vida.

Caminar, soltar: nuestras seguridades, lo conocido… pienso de nuevo en Abraham. El Fundador no economizaba de esos momentos de soltar, pensemos solamente en la separación de la casa de Paris con el sacerdote Malet y la Madre Pertuzet. Y la obra de los Pobres sacerdotes con el abandono del sacerdote Charriez y de Peire.

Abrimos ahora la caja de los recuerdos para vivir momentos memorables de nuestra historia. No existen prioridades en la elección de las regiones o temas abordados.

Después de haber visto, demasiado rápido  sin duda, nuestros 50-60 primeros años en Canadá con un compromiso sobre todo homogéneo con los enfermos a domicilio o en hospital y algunos otros compromisos con los pobres

Los tres contingentes de nuestras hermanas fundadoras 1901 – 1902 y 1904 provenían de Francia, España, Inglaterra Irlanda y Alemania. 22 hermanas y algunas otras vinieron en los años siguientes para que las nuevas raíces se extendieran en suelo canadiense. La mayoría vivía allí hasta su muerte y nosotras hemos conocido incluso varias.

En los años 1958-1960 llegaron a Canadá nuestras 3 hermanas belgas que se comprometieron a rápidamente en nuestras comunidades indígenas de la Baja Costa-Norte. Volveremos más ampliamente con Francine.

Y desde 2014 , 2 polacas, 2 congoleñas, 2 de Sri-Lanka, 1 india se han unido a nosotras para reforzar nuestra presencia de evangelización con los jóvenes en medios multiculturales.

Este movimiento misionero ha llevado hacia nosotros. Este mismo movimiento se vivió en la otra dirección desde nosotros hacia el exterior y era tan natural,  como parte de nuestra historia genética Sagrada Familia.

En 1929 Juliette Gonthier y Thérèse Déry partieron hacia Basutolandia y Sudáfrica. En 1958 Camerún acogía a su vez misioneras canadienses, y en los años siguientes siguieron hasta el año 2000, varias hermanas ofrecieron años de su vida a la promoción humana y espiritual a las gentes de Camerún-Tchad.

A partir de los años 1915 hasta 2008, muchas hermanas han asumido una misión tanto en el campo de la educación como un servicio en hospitales o en administración. Y esto en Francia, en Bélgica, en Inglaterra, en España y en Italia.

La casa General ha contado con varios miembros en los diferentes Consejos, así como servicios de animadoras de la comunidad general y secretarias.

¡La bendición del Señor sobre nosotros por siempre!

 

¡Gracias a la Vida!

 ¡Gracias al Buen Padre!

                    ¡Gracias a vosotras

                              Hermanas mías!