ORACIÓN - MEDITACIÓN sobre la Fiesta de TODOS LOS SANTOS

Catedral de Chartres-Pórtico real

Todos los Santos es una fiesta alegre, una anticipación de la comunión futura, una fiesta de esperanza.

Celebrar los seres queridos que nos han precedido, sentirnos un vez más miembros de esa larga historia de la humanidad interconectada con el cosmos. Pierre Talec escribe: “La fiesta de todos los Santos nos invita a pensar con serenidad en nuestros muertos porque están como entronizados en la misericordia de Dios. No se detienen en nuestros fallos, están muy por encima de ellos. Y aunque recemos por ellos, ellos interceden por nosotros ante Dios”

Tomemos el tiempo de nombrar a aquellos y a aquellas que han fallecido hace poco, a los que su muerte ha quedado grabada en nosotros…Tomemos el tiempo también de sumergirnos en esa multitud inmensa de hombres y mujeresque no conocemos pero a quienes estamos unidos, somos solidarios…

Música 

Respondamos personalmente en la fe a esta pregunta que Jesús dirige a Marta:

“Yo soy la resurrección y la Vida el que creé  en mí vivirá; el que vive y creé en mí no morirá jamás ¿creés esto?” (Jn 11,25-26)

Silencio

Respuesta difícil a veces…No tenemos siempre la confianza de Marta : « Sí, Señor, creo…” Puede que nos dé miedo la muerte, o que la vivimos como un tope…Pero hay testigos que nos ayudan a crecer en la confianza. Podemos escuchar el testimonio de Maïti Girtanner, esa anciana de la resistencia detenida por la Gestapo, en 1943, horriblemente torturada por un médico joven, también de la Gestapo, que por múltiples ataques al sistema nervioso sensitivo de la médula espinal, la dejo definitivamente paralizada envuelta en el dolor.

Más tarde su torturador , que estaba muriendo vino a verla:
“Vengo a hablaros de la muerte, para mí es urgente”
Maïti contando el encuentro dice: “¿Pero qué puedo hacer? le hablé del amor : viva solo de amor porque sólo tienes algunas semanas de vida. Ponga los medios, y sea sólo amor para los demás”  Y él intentó hacerlo.

Este testimonio nos abre a la oración que ella misma compuso a partir del Salmo 50.

« Sí, me levantaré y volveré junto a mi padre.
Uno de estos días me encontraré contigo,
Tus brazos estarán totalmente y  yo caeré a tus pies,
Porque habré alcanzado tu Amor
Que me ha buscado tanto y me ha llenado completamente
Del que tanto hablé a pesar de mi radical pobreza.
Vivir de una relación personal contigo,
Es ya la eternidad que comienza.
A veces no me quedaban fuerzas para avanzar
Ni de esperar
Pero Tú has sabido abrir caminos
Reparar brechas, invertir situaciones
Que aparentemente no tenían salida…
Todo eso manifestando esa Presencia
Que gracias a Ti, creemos que es eterna
Y en la cual nos abandonamos
con toda confianza.
Tú llamas a la puerta de nuestro corazón
Y nos atrevemos a decir desde ahora
Con una valentía revestida de esperanza:
¡Vengo…! Ayudame hasta el final.”

Oración de acción de gracias.

“No hay amor que no nos haga morir” canta Aragon…Concedenos, Señor que no nos detengamos  en las heridas si no que nos sumerjamos totalmente en el amor.
Te damos gracias por el milagro de la vida, por esa energía que viene de ti y circula en nosotros, por esas palabras que podemos pronunciar en cada momento con la sencillez de un niño: “Abba, Padre »
Gracias por pertenecer a esta gran Familia cósmica, a ese gran cortejo de todos los santos que no cesan de aclamarte:

Vi un cielo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra habían dejado de existir, y también el mar. 
Vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que bajaba del cielo, de la presencia de Dios.
Estaba arreglada como una novia vestida para su prometido.
Y oí una fuerte voz que venía del trono, y que decía:
“Aquí está el lugar donde Dios vive con los hombres.
Vivirá con ellos y ellos serán sus pueblos,
y Dios mismo estará con ellos como su Dios.
Secará todas sus lágrimas
Y ya no habrá muerte.”
(Apocalipsis 21,1-4)

Nota: Para preparar esta oración he utilizado dos textos publicados en la revista “Prier” nº266, noviembre 2004 y suplemento de “Vie Chrétienne nº 442.