Una Capellanía y una comunidad ecumenica

En 2004 la Priora de las Hermanas Diaconesas Sor Evangelina, expresó el deseo siguiente en la Reunión de Superiores Mayores de Francia: ¿A caso no sería un testimonio significativo si algunas religiosas católicas se unieran a nosotras para vivir una experiencia ecuménica? Ofrecer  un  testimonio común constituiría un signo de esperanza en la gran ciudad de París”. El Consejo Provincial escuchó esta llamada e intentó responder a ella  Pensaron en mí. Después de un tiempo de oración y discernimiento acepté esta nueva misión porque siempre fui muy sensible a la apertura ecuménica y al deseo de unidad.

¿Cómo me sitúo en la comunidad de Reully?

Dos o tres días por semana, estoy en la Fraternidad. Comparto la liturgia (la de Taize) Una vez al mes tenemos una Eucaristía  en su capilla de Fundación  y también una vez al mes “La Santa Cena”. Estos tiempos fuertes los hemos vivido en fidelidad y obediencia a nuestras respectivas iglesias, absteniéndonos de comulgar. En esos momentos hemos experimentado el sufrimiento  de nuestras divisiones, mientras que comunitariamente vivimos la comunión fraterna. 

¿Qué es una capellanía ecuménica y cómo funciona?.

La capellanía está en el Hospital de Reuilly donde trabajan 400 personas y se atiende a 40.000 enfermos por año. Un equipo de tres personas lleva adelante la capellanía, una hermana protestante, que es la responsable, y dos católicas una laica y yo. Trabajamos con el personal, la asistente social y la psicóloga.

Me he encontrado con diferentes enfermos. Comparto con vosotras algunos casos:

Un día la asistente social me llama para hablarme de un enfermo que está en una situación difícil. No tiene casa, está postrado, triste y no se comunica. Después de varios intentos pudimos entablar un diálogo. Este hombre estaba solo en el mundo, cuando volvía a su casa, en coche con su mujer y sus hijos, tuvo un accidente y todos murieron menos él. El mundo se le vino abajo. Le puse en contacto con la asistente social que hizo todo lo que pudo para ayudarle a aceptar su nueva situación y lo logró.

En otra ocasión en cuidados intensivos encontré una persona que había sufrido un operación grave, yo presentí su sufrimiento, ella no podía expresarse. Intenté ponerme en contacto con ella, la cogí la mano, la miré y me quedé un rato al lado de su cama, fueron momentos largos, intensos, cargados de una fuerte emoción. Cuando dejó el hospital  me envió una tarjeta que decía:”Su Mirada y sus manos,  el día después de mi operación en el hospital de las diaconesas, está continuamente en mi memoria y me da fuerza para continuar.”

Cuando hay algún muerto piden al equipo de la capellanía que esté presente en el momento en que el cuerpo se coloca en el ataúd. Un día en que estaba  sola  me  llamaron  para  hacer  una celebración, había muerto una mujer joven, madre de varios niños pequeños no sabía cual era su religión y tuve que improvisar ante un buen grupo de gente, no sabía qué hacer; una persona hizo una señal de la cruz en el cuerpo de la difunta; entonces me di cuenta de que era católica e hice la celebración según el rito católico.

La capellanía ofrece  con regularidad el “Oficio del Recuerdo.” Es una oración ecuménica que reúne a las familias de los difuntos : judíos, musulmanes, ortodoxos, protestantes y católicos. Después de la celebración los médicos, el personal de servicio, los voluntarios y el equipo de la capellanía se reúne para comer, es un tiempo fuerte para compartir y animarse mutuamente. 

Las reuniones del equipo de la capellanía son numerosas y variadas, siempre conservando el espíritu de un conocimiento recíproco y nos ayudan a acoger nuestras diferencias. Cada dos años tenemos una sesión de formación que dura una semana. El tema de este año fue “experiencia de capellanías en Europa”. Tuvo lugar en Estrasburgo. Unos 100 pastores y pastoras participaron y dos o tres católicos.

¿De qué medios dispone  la comunidad de Reuilly, con quién comparto la vida , para vivir con paz las dificultades diarias que encuentra en su misión?

Antes de comenzar la Cuaresma organicé una excursión, nos fuimos cuatro días a Vézelay. Vivimos la liturgia del Miércoles de Ceniza en los franciscanos eremitas  y por la tarde rezamos con los monjes y monjas de Jerusalén. Durante el día caminamos por el campo, y por la tarde tuvimos una velada recreativa.

Este año, tres hermanas diaconesas vinieron a la celebración de la Misa Crismal en el Palacio de los deportes de Créteil. “Tiempo de descubrir, maravillarse, tiempo fuerte de acción de gracias por todas esas maravillas” (expresión de una hermana). Terminamos el día con una cena fría en la Comunidad de Saint Mandé.

¿Qué he descubierto a partir de mi vida en esta comunidad protestante?

La importancia  de la proximidad, la apertura, el enriquecimiento, el descubrimiento de la comunión fraterna con otras Iglesias, y como me dice frecuentemente una hermana de esta comunidad: “Es posible vivir juntas”. Y otra: “Así a través de la presencia de Sor María Lucía, religiosa católica de la congregación de la Sagrada Familia de Burdeos, la fraternidad adquiere un rostro ecuménico que tanto deseamos. No hay nada que pueda reemplazar la experiencia de vidas unidas caminando por el difícil camino que conduce a la unidad”.

Sr Marie Lucie Haman