A PRIMERA VISTA…

Personalmente creo que mis experiencias en Roma han sido positivas, ampliaron la percepción de la espiritualidad y me ayudaron a entender a Pedro Bienvenido Noailles y a la Sagrada Familia de Burdeos. Me enriqueció mucho el Consejo de Familia, y la presencia de mis hermanos y hermanas representando diversas culturas, ambientes, idiomas, caracteres y personalidades.






A PRIMERA VISTA…

 

 


Personalmente creo que mis experiencias en Roma han sido positivas, ampliaron la percepción de la espiritualidad y me ayudaron a entender a Pedro Bienvenido Noailles y a la Sagrada Familia de Burdeos. Me enriqueció mucho el Consejo de Familia, y la presencia de mis hermanos y hermanas representando diversas culturas, ambientes, idiomas, caracteres y personalidades. Mi natural reservado experimentó una tremenda inseguridad y me sentí desafiado a ser yo mismo. Todo esto dejó una huella en mí y una poderosa atracción para seguir descubriendo la espiritualidad, sencilla, pero significativa, y la unicidad del carisma del Fundador. Es en la sencillez de los acontecimientos diarios donde se manifestará todo lo que he adquirido durante estas dos semanas en Roma.


 


Al relacionarme con los sacerdotes y con los delegados de los diferentes grupos experimenté su afecto, aceptación, comprensión y lo que ellos significaban para mí y yo para ellos, que parece ser más que la mera fraternidad biológica. Esta es mi impresión y la experiencia de la realidad que he vivido. Puedo decir que es una familia contagiosa que cambia la manera de vivir, no en una rutina, sino en una forma de vida, porque tiene un sentido profundo y uno adhiere fácilmente a ella.


 


Pedro Bienvenido Noailles y la Sagrada Familia de Burdeos no son dos realidades, sino más bien energías entrelazadas que estimulan el servicio de los unos a los otros por el bien de la comunión y la unidad dentro de la perspectiva de una misma familia.


 


UNA SEGUNDA MIRADA


 


Ahora que estoy aquí profundamente involucrado de nuevo en mis compromisos pastorales, trato de ayudarme evocando las experiencias recientes que he tenido en Roma, en la Casa General participando en el Consejo de la Familia.


 


Volver a mirar las fotos de Roma es ver la belleza incomparable de la ciudad; me recuerdan también experiencias vividas y las luchas de muchos de sus habitantes que son extranjeros, en concreto de mis hermanas y hermanos filipinos, que han sido objeto constante de mi atención en todos los rincones, autobuses y trenes. Me preocupan, me interrogan, me admira su valentía, su dedicación y motivación para trabajar por la familia que han dejado en Filipinas.


 


Así es Roma, muy bonita, por la noche las iluminaciones, el clima excepcional, excepto en verano, los medios de comunicación, las calles, todo esto la hace verdaderamente hermosa. Los problemas de trabajo no disminuyen la belleza de esta ciudad; tampoco la inmoralidad y los crímenes que suceden en ella. ¿Es todo esto lo que se cubre o se da por sentado? ¡Venid a Roma y descubridlo vosotros mismos!


 


Quisiera compartir con vosotros una pequeña experiencia pastoral que tuve.  Los domingos, por lo general, salía y me dirigía al centro, me estoy refiriendo a Roma Termini, (estación de trenes) el único lugar donde los filipinos se reúnen para conocerse más. Simplemente se sientan en una esquina. Cualquier persona puede unirse a ese grupo, en mi vida había soñado encontrarme con ellos en este lugar.


 


Cuando los vi, fui capaz de salir de mí mismo y unirme a ellos libremente. Este grupo, en el que yo estaba, lo formaban trabajadores manuales pero todos ellos tenían títulos universitarios. Cuando me preguntaron dónde estaba trabajando, todo lo que pude decir es que era un trabajador independiente. 


 


Aquí en Roma los filipinos no pueden mentirse unos a otros porque saben que a pesar de que son profesionales, acaban de llegar y trabajan en las tareas del hogar. Por eso pensaron que yo era jardinero, o servidor doméstico."


 


Pero, pasaba el tiempo y el compartir se hacía cada vez más profundo, cada uno compartía  su ansiedad, sus preocupaciones, los deseos de volver a estar con sus familias, especialmente con sus hijos, que se quedaron en casa atendidos por sus respectivas abuelas, las constantes llamadas desde el extranjero para enterarse de lo que necesitan, cómo están etc. Esto me obligó también a mí a compartir quien era yo realmente"


 


Mi verdadera identidad me condujo a escuchar y tratar de responder a sus numerosas preguntas sobre la legalidad del matrimonio y otras muchas realidades.  Me ofrecieron la ocasión de hablarles de nuestra identidad como cristianos y seguidores de Cristo; de la riqueza del sacramento del matrimonio, y su carácter sagrado, que el mundo no respeta, y Roma precisamente no es el lugar donde los feligreses se sienten protegidos.  Después de un largo rato algunos comenzaron a excusarse, y a decir que deseaban volver el próximo domingo, otros querían que se empezará a cenar, y dos pidieron confesarse.


 


La belleza sin precedentes de la ciudad, me reveló esta otra inesperada belleza, el hambre de la Palabra de Dios que descubrí en todos ellos. Los italianos tienen su propio camino, los emigrantes el suyo y los trabajadores filipinos están buscando a sus pastores que les conduzcan al redil. Roma tiene su manera característica de desplegar su belleza real, no sólo por el turismo, sino también por su identidad histórica, por la autoridad que posee para representar al mundo entero. Todo esto da sentido a mi trabajo como pastor, que en mi día libre, fui capaz de mostrarles mi disponibilidad tratando de satisfacer sus necesidades.


 


A través de mis experiencias en la Casa General he aprendido cosas que me han hecho mucho bien. Caí en la cuenta de que las hermanas trabajaron mucho y deprisa. Sus obligaciones les exigen, a veces, trabajar bajo prensión para terminar a tiempo las traducciones en tres idiomas, pero en todas ellas su actitud es, tranquila y agradable, por eso su tarea no es una carga sino un privilegio de compartir y servir. Lo que he observado y aprendido de ellas es el cariño y delicadeza en el trabajo.


 


Esto representa un gran reto para mí. ¿Qué actitud voy a tener frente a mi trabajo pastoral en la parroquia? ¿cómo voy a responder a las numerosas necesidades de la gente? Mi experiencia en Roma me ayudará a estar cada vez más disponible.


 








LA SAGRADA FAMILIA EN ACCIÓN


 


El párroco de la parroquia San Juan Bautista, apropiándose la valentía del mismo San Juan dirigió una llamada a la gente para que se unieran a él en una campaña para conservar el medio ambiente; les invitó a caminar en vez de usar el coche a todas horas y a plantar árboles para proteger el medio ambiente y a las nuevas generaciones.


 


Se unieron a este evento más de 500 personas, profesores, hombres de negocios, jóvenes, personas mayores. Entre ellos había tres personas de más de 70 años. Las madres llevaban en los brazos a los más pequeños. Tres estudiantes de la escuela de grado ganaron premios, porque fueron capaces de plantar más semillas que el resto de los participantes.


 


Este es un pequeño gesto significativo de lo que puede ser la concienciación de la gente para que capten la importancia de proteger la integridad de la creación. El producto de aquel histórico \"Lakad Alay\"(acción a favor del medio ambiente) fue  la contribución monetaria de los participantes,  destinada a la reparación del edificio en ruinas del salón parroquial.


 


Un esfuerzo único que habla de la integridad de la creación, así como de la responsabilidad de convertirse en un verdaderos guardianes de la misma.


 


 


P. Beni Furo


Szacerdote Asociado