LLEGAR A LUGARES INACCESIBLES

 

“Cuando estuve preso fuisteis a visitarme” (Mt 25,36)

 

Estas palabras de Jesús me invitaron a escoger este apos-tolado en colaboración con la Pastoral Penitenciaria de la India (PMI). Vale la pena prestar nuestro servicio para  ayudar  a las mujeres jóvenes rechazadas y condenadas de nuestra sociedad. Siento que esta es una llamada especial y significativa para ayudar a las presas que viven privadas de libertad. La sociedad, parientes y amigos, no están dis-puestos a mirar a los prisioneros con ojos nuevos y los prisioneros no están en condiciones de afrontar los retos de la sociedad, a pesar de que tienen verdadero deseo de llevar una vida mejor.

En la perspectiva del Compromiso Colectivo: construir la comunión, prestamos nuestros servicios, en forma de visitas, en la Casa de Vigilancia en Chennai, donde viven las víctimas de la prevención del tráfico inmoral (ITP) que actúa en diferentes estados. Hablan dialectos diferentes, porque la mayoría de ellas son del Norte de la India y han sido traficadas y vendidas por los proxenetas. Algunas son prostitutas, en general de familias muy pobres. Las chicas salen de sus hogares muy jóvenes para conseguir un poco de trabajo y mejorar la situación econó-mica de la familia.

Vienen engañadas por los traficantes que después las obligan  a conver-tirse en profesionales del sexo. La pobreza es la causa principal por la que las mujeres abandonen la familia para ganar su sustento. Si no hay nadie que rescate a las niñas dete-nidas por la policía, caen en una depresión mental y psicológica, y pierden la esperanza en el futuro.

Las visitas ayudan a estas mujeres jóvenes a identificar su familia y a tener noticias de los parientes. Siento compasión hacia las personas que ayudo a recuperarse y a tener esperanza en el futuro. Estoy en contacto   con    las    mentes   y   los corazones de las personas que no son deseadas, que son rechazadas y que han perdido su imagen en la sociedad.

Conocí a muchas jóvenes católicas, e hindúes que han perdido su fe. La estrecha relación con ellas las acerca a Dios,  las hace conscientes de su amor; les ayuda a darse cuenta de que Él está siempre cerca de ellas y no las abandona nunca. La oración, la confesión y la Santa Misa les ayudan a entender lo que es la santidad y la piedad interior.

El mes pasado, un grupo de chicas jóvenes prostitutas  fueron arrestadas en Chennai. Una joven muy pobre llamada Saathiya, de 23 años, se casó a la edad de 12. Después de unos años, el marido la abandonó y ella se fue con su madre. Con pocas esperanzas se fue en busca de un trabajo, pero por desgracia se con-virtió en una profesional del sexo. Cuando ella contó su verdadera historia a la policía esperando que la pusieran en libertad, en lugar de eso fue golpeada por los presos en la cárcel. Cuando fue admitida en el hospital, se dieron cuenta de que tenía SIDA. Al ver la situación la policía la dejó en libertad y la envió  de vuelta a su tierra natal.

La pobreza absoluta y la ignorancia conducen a las mujeres a la prostitución. Es aquí donde tenemos que ser sensibles y alcanzar lo inalcanzable, la humanidad sufre en los lugares donde estamos y hemos de responder con valentía y fuerza interior.

"No sigas adónde el camino te lleve, va dónde no hay camino y deja rastro."

Estoy muy contenta de trabajar con este grupo de mujeres olvidado por la sociedad. Aprecio el que nuestra Delegación colabore en la pastoral penitenciaria como una de sus principales preocupaciones, que po-damos compartir las luchas de personas desconocidas que están privadas de libertad

Hna.. Josephine

Chennai