es, ante todo, salir de sí mismo.
Tomar el universo como centro, Romper el caparazón del egoismo Irse, es cesar de de mirar con lupa
mi pequeño mundo;
cesar de de dar vueltas en torno a si mismo
como si uno fuera el centro de todo, de la vida.
Salir, no es devorar kilómetros
e ir a velocidades supersónicas.
Es, ante todo, mirar,
abrirse a los demás, ir a su encuentro.
Es encontrar a alquien que camine conmigo,
por el mismo camino,
no para que me siga como si fuera mi sombra,
sino para ver otras cosas y hacermelas ver.
Dom Helder Camara (1909-1999)
Sacado de la revista « Prier » n°303