HUELLAS DE 125 AÑOS – SRI LANKA

En 1644 la aldea de Marawila, acogió la fe, 600 católicos y 50 niños en edad escolar, se reunían en torno a la primera Iglesia dedicada a San Francisco Javier.

HUELLAS DE 125 AÑOS – SRI LANKA

 

 

En 1644 la aldea de Marawila, acogió la fe,  600 católicos y 50 niños en edad escolar, se reunían en torno a la primera Iglesia dedicada a San Francisco Javier.

 

Las Hermanas de la Sagrada Familia abrieron una primera comunidad en Marawila, El 10 de junio de 1888. Bajo la dirección de la madre Celeste de Wenapuwa; las cuatro primeras hermanas: Marie du Carmel, Marie Xavier Bernard, y Marie de la Croix, se establecieron en una casa que perteneció a un bienhechor.

 

A partir de este momento y durante 18 años, dependieron de la generosidad de la gente. Las clases se impartían bajo un árbol, los chicos tenían clases de lengua y de religión; las niñas aprendían a coser, a cuidar a los niños y a cocinar.

 

En 1929 se acabó de construir la escuela, en esta época ya contaba con 500 niños. Pero surgió una nueva necesidad en la Parroquia. El párroco, P. Roland Perera, pidió a las hermanas que comenzaran a dar clases de inglés. En 1943  respondieron  positivamente a esta necesidad. Cuando empezaron había 18 niños, como faltaban aulas en la escuela empezaron las clases en la casa de las hermanas. A finales de año ya había 36 alumnos.

Las hermanas Alphonsine, Regina, y Loyola permanecieron en la escuela hasta 1964. Tenían 125 alumnos.  En 1947, dejaron  las clases elementales y crearon clases para los mayores.

 

El año 68, después de la toma de posesión de las escuelas por el gobierno, la escuela sufrió un cambio radical. Las escuelas debían seguir las normas del Ministerio, se introdujo la enseñanza del arte,  del comercio, y de ciencias domésticas. Había 300 alumnos y 13 profesores cualificados, entre ellos dos Hermanas.

Hoy, después de 125 años, las Hermanas de la Sagrada Familia han recorrido un largo camino en su misión, respondiendo a los signos de los tiempos en Marawila, y en todo el país.

 

La principal actividad apostólica,  realizada por la comunidad, es la educación a diferentes niveles. Los niños pequeños en la guardería comienzan el largo camino de la educación, al mismo tiempo nos proporcionan un punto de partida eficaz para llegar a las familias, esto nos da la posibilidad de reforzar la unión de las familias y de colaborar en la formación de la vida cristiana.

 

La escuela primaria y la secundaria han pasado por una serie de transformaciones y cambios en su estructura, y servicios. Adecuándose a las nuevas orientaciones dadas por el Ministerio de Educación, las hermanas y el personal, se comprometen a ofrecer un tipo de educación que fortalezca la espiritualidad de los alumnos y la formación de la personalidad, a través de diversos seminarios, retiros, talleres, formación de líderes…

 

La herencia, que nos dejaron las hermanas misioneras, se conserva con agradecimiento en las instituciones de la Sagrada Familia. Su entusiasmo  en dedicar la   vida y el tiempo para convertir en realidad el sueño del Buen Padre, es válido para nuestro tiempo y para nuestro país.

 

A través de la actividad educativa tratamos de introducir los valores de sencillez y generosidad, y trabajo, tan importantes en el hogar de Nazaret, y sentar las bases de una espiritualidad sólida, siguiendo las líneas marcadas por el último  Capítulo General. Al mismo tiempo ponemos todo nuestro empeño en desarrollar los talentos de cada alumno, en especial sus potencialidades estéticas.

 

No podemos olvidar el hogar para los niños sin techo. Tres hermanas de la comunidad dedican su tiempo a proporcionarles el bienestar que merecen. Esto incluye, el desarrollo educativo, espiritual y social. Ponen una atención especial en darles seguridad y el hogar que han perdido.

 

Treinta y ocho niños están bajo sus cuidados, a ellos  entregan su tiempo y su esfuerzo para desarrollar sus talentos físicos,  les ofrecen diversas oportunidades para que puedan hacer una experiencia de Dios en su propia vida, en la naturaleza y en todos las circunstancias que forman parte de su existencia. Les ayudan a revivir el sueño del Fundador, porque saben que los huérfanos ocupaban un lugar especial en su corazón.

 

Una hermana de la comunidad colabora en la parroquia vecina. En torno a ésta nació una comunidad cristiana. La Hermana trabaja en colaboración estrecha con el párroco. Se ocupa de la catequesis parroquial, formación de la comunidad cristiana en la liturgia, conocimiento de la Biblia…La mayor parte de su trabajo consiste en la formación de Comunidades Cristianas de Base y la animación espiritual de las mismas.

 

Lo que ella dice a las personas que la rodean cuando les habla de una vida sencilla, de la paz, del compartir,  de la unidad, de  otros valores  vividos por la Sagrada Familia lo acerca a la gente a través de su presencia, compartiendo con ellos las diferentes circunstancias de la vida: matrimonios, defunciones, celebraciones…Está cerca de  los jóvenes, los pobres, los ancianos, los necesitados…

 

Hemos querido compartir con vosotras  las gracias que el Señor nos ha dado en estos 125 años,  y queremos que  se conviertan en alabanza y agradecimiento por esta fundación que las “primeras Madres” dedicaron a gloria de Dios.

 

Comunidad de Marawilia

Sri Lanka -