Celebremos el Domingo de Quasimodo

Cuando exploramos los escritos de nuestro Fundador, es interesante ver con qué frecuencia se habla del domingo de Quasimodo como "la fiesta principal de la Asociación" o como la "Fiesta Patronal de la Asociación”. Este domingo, por lo tanto, era tan importante para nuestro Fundador que llegó a ser nuestra fiesta “principal" o "patronal”. ¿Por qué las palabras del Evangelio de este día son tan importantes que incluso están representadas en nuestro escudo con ramas de olivo que significan "la paz esté con vosotros"? ¿Y cómo es posible que al Domingo de Quasimodo le sigan cuarenta días de oración, y que sea más importante para la Sagrada Familia que cualquier otro domingo o fiesta del año?

Encontramos la respuesta a estas preguntas en el primer número de los Anales de la Asociación de la Sagrada Familia, publicado en 1831. Allí, en la sección sobre las indulgencias, leemos que uno de los días en que se concedió la indulgencia plenaria a la Asociación de la Sagrada Familia fue "la fiesta de la Sagrada Familia" (el domingo de Quasimodo).

En tiempos de nuestro Fundador, la fiesta de la Sagrada Familia no estaba todavía incluida en el calendario oficial de la Iglesia. Lo que no es realmente sorprendente, dado que la devoción a la Sagrada Familia comenzó sólo en el siglo XVII. Se celebraba en las diócesis un Domingo de Pascua, el último domingo de mayo o el tercer domingo de noviembre. La ciudad de Burdeos, que había sido consagrada a la Sagrada Familia desde 1675, celebraba la fiesta el segundo domingo de Pascua, conocido como el Domingo de Quasimodo. Las notas de la homilía escrita por el Fundador para esta fiesta, dan testimonio de que comentaba el Evangelio del día (Juan 20, 19-31) a la luz de la Fiesta, asociándolo con la historia de la fundación de Sagrada Familia y su misión apostólica. Comparaba la aparición de Jesús a los apóstoles asustados, escondidos en una habitación y la Bendición Milagrosa. Jesús se apareció en la custodia a un pequeño grupo de mujeres po - bres y vulnerables, escondidas en un hogar humilde en los primeros años de la fundación de la Sagrada Familia. Jesús bendijo a los dos grupos. Ambos fueron tranquilizados por la aparición, y se sintieron seguros gracias a la paz recibida. El Padre Noailles también vio la misión de la Sagrada Familia reflejada en la que dio Jesús a los Apóstoles: "Como el Padre me envió, también yo os envío" (el Padre Noailles añade: "Id y enseñad a todas las naciones”.) Y completa: como Jesucristo fue enviado no sólo para la salvación de algunas almas, sino para la salvación de todos, los miembros de la Sagrada Familia no son enviados a realizar un apostolado particular, sino una variedad de apostolados, no para una clase de la sociedad, sino para todas ellas.

La fiesta de la Sagrada Familia de Jesús, María y José continuó celebrándose en fechas diferentes, como una fiesta local, hasta 1921, cuando el Papa Benedicto XV extendió la celebración de la Sagrada Familia a toda la Iglesia el domingo dentro de la octava de la Epifanía. Luego, en 1969, el nuevo calendario romano ha fijado la fecha de la fiesta el domingo en la octava de Navidad (o el 30 de diciembre si la Navidad cae en domingo) con nuevos textos para la Eucaristía y la Liturgia de las Horas.

Cuando se cambió la fecha de esta fiesta, la Directora General, Madre Raphael Tignet, decidió que seguiríamos celebrándolo el domingo de Quasimodo como un memorándum de nuestra misión. No menciona en su circular que nuestro Fundador había utilizado el Evangelio para recordarnos nuestra fundación.

El Evangelio del Segundo Domingo de Pascua es siempre el mismo: Juan 20, 19-31. La expresión Quasimodo se basa en las primeras palabras, en latín, que comienzan el introito de ese día: "Quasi modo geniti infantes, aleluya: rationabile, sine dolo lac concupiscite..." (“Como niños recién nacidos, aleluya, desean con ardor la leche espiritual no adulterada,... "). Los Domingos tomaban su nombre de las primeras palabras de la antífona en latín; en Adviento y Cuaresma todavía tenemos los domingos de Gaudete y Laetare.

Por lo tanto, celebremos nuestra fiesta propia de la Sagrada Familia el segundo domingo de Pascua, dando gracias a Dios por nuestra fundación y nuestra misión universal.

 

Áine Hayde

Britain & Ireland unit