Los tres nos invitan a centrar nuestra vida en Dios, a tener nuestra mirada fija en Jesús, a entregarnos sin límites. Han soportado (asumido) todo por la Misión. Nos animan a no cansarnos nunca de seguir a Aquel por Quien entregaron todo. Su amor a la Iglesia y a toda la Creación les condujo a ensanchar su tienda.
Esta oración de Pedro Bienvenido Noailles nos desvela los sentimientos de amor, admiración, y agradecimiento que llenan su corazón.
¿Quién podrá comprender, Señor, la grandeza de tu amor?
Antes de sacarme de la nada, antes de crear el universo,
ya era objeto de tu ternura.
Lo que has hecho por todos los hombres, lo has hecho también por mí.
Cuando considero la grandeza de tus obras en la tierra y en el cielo puedo decir:
todo lo has hecho para mí, para que comparta tu misma felicidad.
Pensando en mí formaste al primer hombre y ala primera mujer.
Estableciste la Iglesia en la Tierra, prometiste no abandonarla nunca
y la embelleciste con innumerables santos y mártires.
Quisiste conversar con los hombres y revelarles las verdades del Evangelio.
Todo esto también lo hiciste por mí, para que pudiera llegar a poseer la felicidad eterna, a la que estoy destinado por haber nacido en el seno de la Iglesia.
Retiro Issy 1817 – Guia espiritual 156