150 ANIVERSARIO DE LA FUNDACIÓN

RECORDAR UNA FUNDACIÓN
150 ANIVERSARIO DE LA FUNDACIÓN
DE LA VIDA CONTEMPLATIVA SAGRADA FAMILIA

Celebrar un aniversario no es algo extraordinario, aunque se trate de los 150 años de un grupo. Lo que es importante, es saber dónde nos conduce esta celebración, dónde va a conducir a las hermanas contemplativas, y dónde va a conducirnos a nosotros sus hermanas y sus amigos.

En las familias, en la escuela, en las colectividades se celebran los aniversarios. Es un tiempo de convivencia, un tiempo en el que las personas se convierten en centro de una fiesta. Hay regalos, se manifiesta el apoyo, se hacen fotos, quizás se grava una película que quedará como recuerdo.

Las empresas actualmente  celebran fácilmente su aniversario. La mayor parte de las veces la finalidad es la “promoción comercial”. Se invita a los clientes a la fiesta y el comercio es el que gana.

También los países celebran sus aniversarios se festeja un acontecimiento importante de su fundación, por Ej., en Francia el 14 de julio, celebra la liberación. Todos los ciudadanos están invitados. Esos aniversarios son la “memoria común”  y tienen la misión de unir a todos en la identidad propia que han forjado a través de los años.

Hoy, reunidos aquí para celebrar un aniversario, vamos a “recordar” la historia que ha modelado la identidad del grupo contemplativo Sagrada Familia  tal y como lo conocemos hoy.

Recordar a un hombre: Pedro Bienvenido Noailles (1793-1861). Recordar a numerosas mujeres, la mayoría anónimas, hermanas Solitarias y responsables que no eran “solitarias” pero que debieron tomar decisiones para que esta “rama” del gran árbol de la Sagrada Familia continuase evolucionando.

Si compartimos el recuerdo de nuestras hermanas contemplativas, las conoce-remos mejor y comprenderemos más su vida, al menos así lo espero.

“Acuérdate…” esta frase se dirigió a menudo al pueblo hebreopara que no olvidara su identidad de pueblo escogido. “Haced esto en memoria mía”,  nos pide Jesús, para que profundicemos, cada vez más, nuestra  identidad de Iglesia.

I – RECORDAR UNA FUNDACIÓN ES RECORDAR UN “ACONTECIMIENTO FUNDADOR”

La palabra “acontecimiento” podría inducirnos a error si la tomamos en sentido estricto, un hecho que  ocurrió en un lugar y en un tiempo determinado. Un acontecimiento fundador se enraíza en una sucesión de acontecimientos. Aún más en este caso. Este “acontecimiento” es fruto de una “búsqueda” de la voluntad de Dios, de una llamada y una respuesta  y eso no sólo de una persona, Pedro Bienvenido Noailles, sino también de todas aquellas que respondieron a la llamada interior del Señor y constituyeron la primera comunidad de Solitarias.

La aventura comienza mucho antes de 1859. Sin volver demasiado al pasado fijémonos en el año 1837 y escuchemos lo que escribe Pedro Bienvenido Noailles al vicario general de Châlons-sur-Marne, hoy Châlons-en-Champagne: «Usted me habló de una congregación contemplativa. Es lo que le falta a nuestra Asociación. Mientras que tantos miembros de esta Sociedad se entregan  a las Obras Exteriores, me gustaría contar, entre ellas, con algunas almas angélicas, únicamente ocupadas en la soledad, de atraer con sus oraciones, la bendiciones del cielo sobre los trabajos de la Asociación”.

En 1839 la madre Chantal Machet, que no sólo conocía el deseo del Fundador, sino que deseaba esta forma de vida escribe: “Padre, funde la primera casa de Solitarias de la Sagrada Familia y verá que Dios se ocupará de las otras Obras”.

En 1856 Pedro Bienvenido Noailles decide… Podemos “adivinar” el trabajo del Espíritu durante estos largos años, la búsqueda humilde de la voluntad de Dios a través de los acontecimientos, la confiada espera de las mentes y de los corazones. Un acontecimiento fundador no depende, únicamente, de la voluntad  humana.

Abril de 1856. La Administración General vuelve a Burdeos. La Solitude está “libre” este es el hecho “liberador”. Pedro Bienvenido Noailles escribe a su Consejo: “Tengo la intención de formar un núcleo de hermanas solitarias, y he escogido a aquellas que han manifestado su atractivo por una vida diferente de la vida ordinaria y que, yo creo, reúnen las condiciones que exige esta experiencia.” Ya la madre Bonnat: …“la espero para que me ayude a fundar las Solitarias y así terminar la obra que me retiene todavía en la tierra”.

Dos años después, presentó la obra a la autoridad eclesiástica solicitando su bendición. Deseaba que fuera una obra de Iglesia, sello que “autentificaba” lo que había nacido en secreto.

En junio de 1859 la primera comunidad de Solitarias comenzó a existir oficialmente. Eran 5 hermanas, vivían en el mismo lugar en el que nos reunimos hoy. Ellas están hoy con nosotros no sólo en el recuerdo, sino porque les debemos lo que son hoy nuestras hermanas contemplativas.

El Padre Noailles escribía al Cardenal Donnet, Arzobispo de Burdeos: “Esta Obra es indispensable para la Asociación”  y además “… es la cima del desarrollo de la Sagrada Familia, que su organización exigía desde hace tiempo.” Así puntualizaba el lugar que ocupaba esta nueva rama en la Asociación. Y lo definía en las Reglas que les daba: “Hermanas de la Sagrada Familia, deben esforzarse ante todo en imitar la vida de Jesús, María y José en Nazaret: vida escondida en Dios por el recogimiento y la oración, vida de amor y de inmolación por la práctica de la obediencia, de la renuncia a sí misma y de un celo lleno de ardor por la salvación del prójimo.”

“Colocadas en el centro de las Obras de la Asociación como ángeles de oración, no cesarán de implorar sobre sus hermanas, dedicadas a la vida activa, y sobre las misiones que se les confían, las bendiciones que necesitan.”

 “Las Solitarias privilegiarán en sus oficios de coro la adoración perpetua a nuestro Señor en el sacramento del altar. El divino Maestro bendijo milagrosamente la Asociación desde su nacimiento, por eso le debemos, a la vez, perpetuas acciones de gracias por un favor tan grande y continuas súplicas para que derrame las gracias que necesitan las diferentes Obras. Es natural que algunas Asociadas, bendecidas en la persona de nuestras fundadoras, representen a toda la Familia en el cumplimiento de esta doble obligación, y esta es la misión que confiamos a las Solitarias.” 

1837-1859:
Nació el “proyecto”; se arrojó la semilla; el acontecimiento fundador se hizo realidad…Comienza una historia. ..

II – HACER MEMORIA ES RECORDAR UNA HISTORIA PARA INSCRIBIR EN ELLA EL
      HOY.

¿Cómo recordar 150 años en un espacio de tiempo tan corto? Y sin embargo las hermanas que nos precedieron  merecen estar hoy presentes en nuestro espíritu y en nuestro corazón, así como las diferentes “superioras” que han tenido que preocuparse de “conducir” la obra naciente, todas las responsables que acompañaron la comunidad durante estos largos años…Ya que la muerte del Padre Noailles sobrevino poco tiempo después de esta última fundación.

Para facilitar más la comprensión me propongo dividir estos 150 años en cuatro etapas:
 

  • 1859 -1871
  • 1871 -1920
  • 1920 -1966
  • 1966 - 1987

Me parece importante señalar el contexto político; la guerra de 1870; la caída del Imperio; la Tercera República. No podemos decir que estos acontecimientos “marcaran” la vida de la comunidad, pero tampoco podemos pensar que la comunidad haya sido ajena a ellos. Sin embargo es normal que sean las necesidades “internas” las que marquen la evolución.

El 8 de diciembre de 1860, se compró una propiedad en Talence que el Buen Padre  bautizó con el nombre de “Saint-Pierre”. Dibujó los planos para construir un monasterio que cubriera las necesidades propias de la vida contemplativa. Pero las Solitarias se trasladaron a Saint-Pierre tal y como estaba el edificio. Un primer traslado.

Los informes de 1863 transmiten dos preocupaciones importantes de otro género. “La obra de las Solitarias se ha desarrollado poco. Desde su traslado a Talence, sólo se ha presentado una postulante con las condiciones que se requieren.” A esta preocupación se añade la de la clausura, que parece estar en contradicción con el carácter secular de la Asociación; además hacia temer conflictos con los obispos del lugar, que habitualmente tienen jurisdicción sobre los conventos de clausura.

Una solución: “Las hermanas conservarán la clausura en el coro; la obra propia de las Solitarias será “una casa de retiro”. El Buen Padre había expresado la posibilidad de que las Solitarias ofrecieran a las hermanas de la Familia,  que lo desearan, un lugar de paz y oración. En 1870 esta situación plantea un interrogante importante: ¿Se debe considerar a las Solitarias como una congregación diferente o como una casa de retiro?  La respuesta es clara: Hay que conservar la idea del Fundador en toda su integridad, se debe considerar como una congregación diferente, construida sobre las mismas bases de las congregaciones que nacieron antes que ella, con su vida propia, pero eso no impide que las Solitarias tengan como una de sus tareas “una casa de retiro”, lo lleva consigo  hacer algunas adaptaciones de las primeras Reglas, adaptación que se lleva a cabo en diciembre de 1871.

Mientras se esperaba la creación de “la casa de retiro”, se confió a las hermanas Solitarias la misión de atender a las enfermas. Esta misión llevó consigo no sólo el que se trasladasen a Saint-Pierre hermanas enfermas, sino también enfermeras… ¿Tenían vocación contemplativa?

 Señalamos también que, cuando se proclamó la República, la comunidad se refugió en Mirail, durante dos meses, y al volver a Saint-Pierre, realizaron el servicio de atender a los heridos de guerra en un ambulatorio del barrio. En medio de todo este movimiento permanece lo esencial: la vida sencilla de Nazaret, la acción de gracias, la adoración perpetua, hay que hacer notar que todo esto se continuó observando durante los dos meses que la comunidad pasó en Mirail, tal como se puede comprender la intercesión no se centró exclusivamente en la Familia.   

] 1871-1920
Al final del siglo XIX y principios del XX se abre un periodo marcado por la in- dustrialización con sus consecuencias: instrucción obligatoria, separación Iglesia -Estado, la crisis del modernismo, una nueva guerra… Y las hermanas ven como van muriendo las colaboradoras cercanas del Buen Padre, sus hermanas “fundadoras. “

La propiedad de Talence es amplia, pero los locales son pequeños para una cohabitación con las hermanas de Santa Marta, los otros locales no están adaptados para ninguna de las dos comunidades.

Las reglas revisadas en 1871 definían la finalidad de la obra: la acción de gracias por la bendición milagrosa dada a la Sagrada Familia y la oración continua por los superiores y los miembros de la Sagrada Familia. Y por lo tanto esta última obra parece que no es bien comprendida por el conjunto de miembros de la Rama de María, ya que en 1874 la Madre Couteau, entonces responsable, dice: “Nuestras queridas hermanas, que trabajan, piensan que nosotras tenemos muchos momentos de ocio; no es así, nuestras ocupaciones son tan diversas como numerosas. En los intervalos de nuestros ejercicios de piedad, las hermanas, según sus aptitudes, desempeñan los trabajos manuales: ornamentos sagrados, bordado, flores artificiales…Pero su principal ocupación es la oración, el oficio, la adoración perpetua, día y noche”.  

Los informes de 1884, 1888, 1890, 1896, vuelven a considerar las cuestiones ya planteadas, que se repiten una y otra vez: el desarrollo de esta Obra, los locales, el personal… Se proyecta que las Solitarias estén en una sola comunidad, según el deseo del Fundador: que las Solitarias formen una Obra como las otras, con su desarrollo propio.

Se constata también que los locales y la falta de personal no permiten hacer la experiencia de una casa de retiro. En ese momento se decide la construcción de un monasterio,  siguiendo los planos trazados por Pedro Bienvenido Noailles: la casa debe corresponder, tanto a las necesidades de la comunidad como a la obra de los retiros. El 24 de junio de 1899 se bendice la primera piedra. Las Solitarias dejarán Saint-Pierre para instalarse en la ciudad de Suzon. Tercer cambio…Pasados tres años, en 1902, volverán a un monasterio nuevo y flamante.

Les esperan otros cambios importantes. El siglo XX se abre en un periodo particularmente difícil para las congregaciones religiosas y la Iglesia de Francia. Secularización de las hermanas de la Concepción, cierre de numerosas casas,  traslado de la casa general a la frontera con España, confiscación de bienes... Este conjunto de circunstancias va a tener consecuencias importantes para esta nueva Rama que todavía no ha encontrado su camino.

En esta época el conjunto de la Obra del Fundador sufre un cambio. No podemos  retomar aquí toda la historia  que conduce a decisiones tan difíciles.  Se reconoce a la Sagrada Familia como Instituto religioso; este reconocimiento lleva consigo un cambio en las Constituciones que se aprobaron el 18 de diciembre de 1903. Me permito citar aquí con amplitud la circular del 24 de diciembre de la Madre Marie de la Nativité Lionnet, presentando las nuevas Constituciones: “Empleo la palabra “nuevas” intencionadamente, mis queridas hijas, para hacerles comprender que nosotras, como cada una de ustedes, queríamos de todo corazón mantener en toda su integridad la Obra del Buen Padre, sin embrago hay que resignarse a aceptar las modificaciones que nos pide la Iglesia y que, por otra parte, el mismo Buen Padre habría acogido con alegría. Pero me complace hacérselo notar ahora. Si esas modificaciones introducen algunos cambios inevitables en la legislación de la Sagrada Familia, gracias a Dios, no alteran en nada el espíritu fundamental de nuestro Instituto. Las Ramas se reducen a tres. Las Solitarias, a partir de ahora, no formarán una Rama particular.”

En enero de 1904, la Buena Madre informa de la nueva situación de las Solitarias:
“Las Solitarias no se mencionan oficialmente en las Constituciones. Es porque la Santa Sede  ha querido que por sus oraciones, fueran el alma del Instituto: luz para las que dirigen, apoyo y fuerza para las que trabajan, calor vivificante, que les viene  del corazón de Jesús, ante el cual consumen su vida y que ellas deben comunicar a todas.  Por eso, la Santa Sede estimó que, como el gobierno general, no debían formar parte de ninguna Rama, y al mismo tiempo pertenecer a todas por su colaboración incondicional,  oración y  sacrificio”.  

Esta nueva situación suprime las dificultades que se habían planteado en relación con la clausura, la obra exterior, la extensión, y el reclutamiento de vocaciones... Sin embrago la cuestión del personal  vuelve a aparecer en el informe del capítulo general de 1911, durante el periodo 1905-1911: “El personal no está en relación con las necesidades de la obra que, sin ser activa, para alcanzar su objetivo requiere sujetos válidos.”  

Asegurar la adoración noche y día, hacer frente a los trabajos inherentes a la vida de la comunidad,  exigía personas capaces. Una sucesión de acontecimientos va a repercutir en la comunidad. La “casa grande” se va a quedar demasiado pequeña… El 8 de marzo de 1904, llegan a Saint Pierre las hermanas que vivían en La Solitude. En efecto, la salida de las hermanas podía evitar la confiscación de la propiedad, que amenazaba los inmuebles de las congregaciones. La confiscación afectó a Royaumont (L’Ile-de-France) donde estaba el noviciado general. El noviciado se retiró a Bélgica... pero la guerra de 1914 motivó su traslado a Woodford en Inglaterra...y de allí, provisionalmente, a Saint-Pierre. El 11 de noviembre de 1914, llegan las novicias y postulantes... En febrero de 1915  una ambulancia de la Cruz Roja ocupó algunos locales.

La vida se organizó lo mejor que se posible. Pero es evidente que es una situación que no puede durar. En 1920 se plantea una cuestión: ¿Dónde trasladar el noviciado?  La pregunta se convierte rápidamente en otra: ¿Se debe comprar un inmueble, llamado Saint-Hélène  para dejar toda la casa de Saint-Pierre para las novicias y postulantes?..El 14 de junio de 1920 un grupo de Solitarias se va a Sainte-Hélène, al día siguiente el grupo de hermanas mayores se reúnen con ellas. Una nueva etapa, un cuarto cambio. Ciertamente el lugar debía serles muy querido, pero las hermanas sabían que lo que da sentido a sus vidas, su centro, es la llamada de Dios y su respuesta a través de una obediencia sencilla y cotidiana a los acontecimientos.

Desde 1910 la vocación de las Solitarias ha sido reconocida como tal, su Directorio particular lo expresa así: “Hay almas que el Señor llama de una manera especial, a vivir, por amor a Él, en soledad y penitencia...” Esta vida es un testimonio para los cristianos, y tiene su lugar en el corazón de la Sagrada Familia. Su misión es triple: misión de oración, de reparación, y de acción de gracias. Por primera vez aparece la palabra: “reparación”. Es fácil de comprender teniendo en cuenta el difícil contexto que acabamos de evocar. El Directorio añade: “A este triple fin de su institución, las hermanas contemplativas de la Sagrada Familia, añadirán el ofrecer, en su casa,  a las personas piadosas que deseen renovarse a través de un retiro de algunos días, los medios necesarios para dedicarse a estos santos ejercicios.”

Durante diez años las hermanas se situaron en esta dinámica de vida, fieles a los medios concretos, personales y comunitarios, que debían ayudarles... De esta misma dinámica viven en esos nuevos locales todavía inadaptados.

1929-1966

¿Cuándo supieron las hermanas que lo que era provisional no lo sería en el futuro? Sabemos que lo provisional duró 46 años y que no volvieron al monasterio construido para ellas, según los planes del Fundador.

En este medio siglo los acontecimientos políticos, sociales y eclesiales afectaron más o menos a la comunidad. Los conflictos sociales  no tuvieron consecuencias directas sobre ella, pero podemos adivinar que marcaron su oración de intercesión a pesar de que, en esa época, la información no estaba al orden del día.

Este periodo se abre con una gran alegría. Con ocasión del centenario de la bendición milagrosa del 3 de febrero, el cardenal Andrieu autoriza “a las hermanas Solitarias de la Sagrada Familia a tener la adoración ante el Santísimo Sacramento expuesto, que, hasta ese momento,  tenían ante el sagrario.” La única condición era que  “dos Solitarias puedan asegurar la adoración durante la mayor parte del día.”

El 23 de junio de 1922 la Buena Madre Gonzaga de María comparte  con la Congregación esta feliz noticia: “A nuestro piadoso centenario se une un nuevo favor del que recogerá los frutos la Familia entera. Es un gran consuelo para mí asociarles a él. Conocen ya la misión de las queridas hermanas Solitarias establecidas por el Buen Padre como acción de gracias viviente por el prodigio que acabamos de conmemorar. Al mismo tiempo que la acción de gracias, dirigen a Dios sus súplicas, y como consecuencia de la solidaridad entre los miembros de un mismo Instituto, se unen continuamente a nuestra vida activa oraciones y sacrificios destinados a colmar sus lagunas.

El 5 de marzo de 1922 comenzó la exposición diaria, esta “permanencia” que tenían que asegurar durante el día va a orientar la vida de comunidad. La cuestión del personal vuelve a aparecer... La adoración continua, los diferentes trabajos, exigen un cierto número de hermanas, en 1934 la comunidad cuenta con 28 hermanas, cinco de ellas conversas.

Y en 1939  estalla la guerra. En diciembre de 1939 los alemanes ocupan Burdeos, como la comunidad era internacional, va a afectarles mucho. Las diez hermanas polacas deben dejar la ciudad porque no pueden residir cerca de la costa, una hermana canadiense tendrá que irse al campo de Besançon; sólo dos hermanas irlandesas pueden quedarse porque son ancianas y están enfermas. La comunidad se reduce a doce hermanas.

Entre 1942 y 1944 sólo se unirán a la comunidad cuatro hermanas. Sin embargo la adoración perpetua no cesa. Pero durante el día, solamente una hermana asegura la presencia ante el Santísimo Sacramento. Algunos meses antes del final de la guerra, la adoración se interrumpe de 3 a 5 de la mañana.

Al final de la guerra regresan algunas hermanas que se habían alejado; se presentan nuevas vocaciones. Entre 1945 y 1948, la comunidad cuenta con 25 miembros de los cuales 5 son conversas. Desde 1921, una capilla calificada de “modesta”, libera la sala de comunidad en la que se instaló la capilla desde la llegada de las hermanas a Sainte-Hélène.

También podemos adivinar la alegría de las hermanas  al leer la carta de la Buena Madre Marie Raphaël en 1949 con motivo de las bodas  de oro, haciendo una llamada a la generosidad de las comunidades: “dar a Jesús Eucaristía una morada menos indigna de Él y a nuestras hermanas Solitarias un ambiente más adaptado a su misión de adoradoras y reparadoras...” Se escuchó la llamada. El 13 de mayo de 1951 tuvo lugar la bendición de la primera piedra  de la Capilla, que se inauguró el 12 de septiembre de 1952.  Un consuelo para la comunidad que quedó reducida a 19 miembros debido a problemas de salud. Pero era necesario hacer frente a los empleos, al trabajo, a la oración, a la vida comunitaria, a la adoración perpetua. Se suspendieron, temporalmente, algunas horas de adoración nocturna.

El Capitulo general de 1951 aporta al Directorio algunas modificaciones que responden a la preocupación de profundizar más la oración y el sentido de ciertas prácticas habituales. Las Solitarias entran en esta evolución como las demás hermanas. Sin embargo lo que se relaciona con el uso de la radio, la  relación con la familia, la profesión religiosa realizada públicamente, no sufre ningún cambio.  La clausura parece que no es compatible con este tipo de cambios.

Por el contrario se entra en el movimiento que va a afectar a toda la Iglesia y que conduce al Vaticano II: lugar dado a la Sagrada Escritura, a los oficios litúrgicos, el sentido del trabajo, la necesidad de información.  Nace un espíritu nuevo. Aunque pasa por cambios externos, que sólo encuentran su pleno sentido en la profundización de la propia vocación.

En el Capítulo de 1957 se suprimieron las Ramas y se organizó la Congregación en Provincias. Las Solitarias encuentraron  su lugar en las Constituciones:

“Además las hermanas de la Sagrada Familia que deseen la vida contemplativa, con la autorización de la Superiora general, podrán realizar su atractivo consagrándose, en la soledad del claustro, a la oración y a la inmolación. Atraerán así  gracias abundantes sobre la Iglesia y el apostolado de la Congregación.”

Ese mismo capítulo piensa en la extensión de las Solitarias fuera de Francia. Si damos fe a la circular del 29 de junio de 1958, vemos que este principio no sólo es admitido sino deseado.

 “Dígnate, Señor, concedernos un gran número de vocaciones que nos permitan formar otras comunidades contemplativas en la Congregación. Estos focos de fervor, dedicados esencialmente  a la oración y a la acción de gracias, para la gloria de Dios y beneficio de la Santa-Iglesia, multiplicarán por diez las fuerzas espirituales de las que combaten en la llanura, en lugares peligrosos de caridad y desvelo”. (Buen Padre).

Y en el proceso verbal del Capítulo también  leemos:

  “Que se realice acá o allá la cosa es viable, porque no es necesario tener una sola casa de Solitarias para todo el conjunto. Casas no deben estar sólo en Burdeos.”

La única condición que se pone es que “haya el número suficiente de personas para formar una casa.”

El deseo no se realizará....El mismo capítulo vuelve a hablar sobre la obra de los retiros en régimen cerrado...Tampoco con respecto a esto se hizo nada.

Seguramente las Solitarias acogieron estas declaraciones con alegría. Sin embargo para la comunidad, lo más importante era la vida diaria donde se vivían algunos cambios.

Se percibe la preocupación de que la comunidad participe en la vida de la Congregación, conservando claramente, la realidad de la clausura. Se abre excepcionalmente el claustro para la celebración del centenario en 1959; las hermanas Solitarias van a la casa general para participar en la celebración del centenario de la muerte del Fundador en 1961. Se recibe, en Sainte-Hélène, a hermanas que desean hacer su retiro pero aunque se benefician del ambiente de silencio y recogimiento,  no comparten la vida de las Solitarias.

Se siente, también la necesidad de que las hermanas participen en la vida del mundo por medio de la información; en la vida de la Iglesia a través de conferencias y sesiones de formación. Se percibe el deseo de un trabajo “remunerado”,  que exigirá organizarse para continuar con la adoración perpetua. La comunidad está llamada, también, a realizar un trabajo sobre la vida consagrada en el Instituto como preparación al capítulo general y sobre su propia vida con vistas a la revisión del Directorio particular.

El capítulo de 1963 reflexionó sobre el traslado de la comunidad a La Solitude. Por diferentes razones que van desde el deseo de que las Solitarias regresen a su lugar de origen, hasta la preocupación de evitar los gastos de mantenimiento  de una casa, pasando por la posibilidad de que las hermanas participen en la obra de los retiros, el 29 de abril de 1964 el Consejo general decidió ese traslado cuando se terminasen los trabajos de reforma de La Solitude.  Sin embargo, cuando la comunidad llegó el 29 de octubre de 1966, todavía no estaban terminados.

¿Por qué voy de prisa cuando evoco estos años? Sencillamente porque tenéis ante vosotras “testigos” directos de este periodo y hermanas que han sido “actrices” de las principales evoluciones del Grupo. Podéis preguntarles para saber más. 

¿Por qué me detengo en 1987 y hago comenzar la época actual retrocediendo 22 años? Porque en 1987 tuvo lugar un cambio de estructuras a partir del cual no se hablará más de “Rama” ni de “Grupo” sino de Vicariato. De aquí en adelante el Instituto será un Instituto religioso con dos vocaciones.  Lo que llamamos en la historia “los tiempos modernos”  me parece que se puede situar a partir de aquí.

Una vez más la comunidad vive en la provisionalidad. La capilla de la adoración se termina en mayo de 1968, y la capilla de Notre-Dame des Graves, se inaugura el 8 de diciembre del mismo año.

Cuando llegaron las Solitarias, la casa no estaba vacía. Una comunidad apostólica aseguraba la acogida en el pabellón, algunas iban a la escuela del pueblo de Martillac, otras se encargaban de la propiedad y de la granja. Era necesario llevar a  cabo ciertos ajustes... Una sola comunidad... pero el ritmo de vida comunitaria no era adecuado; dos comunidades con una sola superiora...En 1968 las hermanas que iban a la escuela se trasladaron al pueblo. De nuevo queda una sola comunidad.

Sin embargo todas las hermanas no se sienten llamadas a la vida contemplativa, además los trabajos de la propiedad y de la granja no están siempre en armonía con las horas del oficio. En 1972, se pedirá a las hermanas que elijan un tipo de vida: quedarse en La Solitude y entrar en la vida contemplativa o unirse a una comunidad apostólica.
Durante estos años, el rebaño de corderos había desaparecido pero quedaba una huerta grande y un gallinero. La cuestión de la propiedad será más difícil de arreglar.

 Todo este movimiento no cambia la verdad de la vida contemplativa, pero es necesario encontrar un ritmo correspondiente a las exigencias del trabajo que reclama la casa de acogida. La exposición del Santísimo se tiene desde la mañana después de la misa hasta la bendición con el Santísimo, por la tarde después de vísperas. La clausura se va determinando poco a poco.

La renovación postconciliar lleva consigo la necesidad de una formación particular a nivel bíblico y litúrgico. La preparación del capítulo de 1969 exige volver a los orígenes, al carisma de cada instituto.  Para las contemplativas se trata de precisar su propia identidad. Tiempo de búsqueda, de adaptación en el justo sentido del término, de evolución en la Iglesia y con la Iglesia, para ser una presencia significativa en el mundo.

El capítulo de 1969 dará  “Recomendaciones” y expresará “deseos” que abrirán una “nueva página” en la historia de las contemplativas. Es conveniente recordar hoy  las tres recomendaciones principales que se han puesto en práctica:

  • “Que se funden monasterios Sagrada Familia en los países que lo deseen.”
  • “Que las provinciales que tengan en sus provincias hermanas que deseen seriamente la vida contemplativa, adviertan a la superiora general y que estas hermanas puedan reunirse...”
  • “Que el Consejo general escriba un texto que resuma las grandes líneas de la espiritualidad del Fundador para que, a partir de él, las contemplativas elaboren su “Libro de Vida”.

Es fácil comprender el movimiento creado por tales recomendaciones. En 1970 se publicó un texto base que podría ayudar a discernir las vocaciones.

Muchas hermanas apostólicas, desde que entraron habían deseado la vida del  claustro y aún la deseaban; otras  sentían una “nueva llamada”. Para responder a estas llamadas se formaron comunidades, que podríamos llamar de discernimiento en Bélgica, Canadá, España.

La primera reunión de estas hermanas tuvo lugar aquí en La Solitude, en 1973. Se unieron a ellas algunas hermanas de Colombo y Jaffna. El fruto de esta reunión fue un “Libro de Vida”.

En efecto, era fundamental canalizar la vida, crear una base de reflexión común para esas “jóvenes” comunidades, dar algunos puntos comunes  de referencia  para la vida diaria. Antes de “fundar” es importante, discernir las vocaciones y eso sólo puede hacerse en la experiencia concreta de la vida, y con tiempo. Todo eso lleva consigo una falta de estabilidad  en las comunidades.

En 1974 se hace la primera fundación fuera de Francia, en La Carolina, España: una presencia de oración en una región descristianizada. Después vendrán Hoboken en Bélgica, Roma en Lesotho, Madrid y Villaba en España, Bolawalana y Manipay en Sri Lanka, Aymler en Canadá, Labéraudie en Francia.

Las situaciones son diferentes pero es siempre la vida contemplativa Sagrada Familia: búsqueda de Dios en el silencio y la soledad; vida en Iglesia y por la Iglesia según la misión propia de cada comunidad en la ciudad, en el campo, en lugares descristianizados; en países cristianos o en los que la mayoría no es cristiana. Miembros de la Asociación, conservando su misión de adoración e intercesión por el conjunto. La trama de la jornada es la misma para todas: oración, adoración eucarística, lectura de la Palabra de Dios, eucaristía, trabajo...No hay nada nuevo, pero hay que vivirlo en una realidad diferente.

Siempre se ha trabajado en el claustro, pero resulta difícil encontrar un trabajo remunerado a medio tiempo, que respete el tiempo consagrado a la oración y a la vida comunitaria. La clausura es el centro de la vida contemplativa, ciertamente, pero hay que darle su verdadero lugar y todo su significado, en una vida que exige más “salidas” y que lleva consigo más contactos exteriores. Se buscan modalidades concretas de la acogida...

Hay que dar tiempo al tiempo...Es necesario que las diferentes orientaciones se vivan y se revisen. La profundización también se hace a través de diferentes encuentros “internacionales”, por medio del diálogo, del cuestionamiento mutuo etc...

En 1976 se elabora un “Libro de Vida” que define, con más claridad, la identidad de la vida contemplativa Sagrada Familia, asegura la unidad de vida entre las diversas comunidades,  da orientaciones para la formación, y las relaciones entre los diferentes grupos de la Asociación.

Hasta 1979, las comunidades fueron acompañadas y ayudadas por consejeras apostólicas con misión para ello. En esta fecha nació una nueva estructura, a las tres consejeras apostólicas se unieron tres consejeras contemplativas. Este “Consejo” preparó el capítulo del grupo contemplativo que tuvo lugar en  octubre-noviembre de 1980.

Hasta 1984 una hermana apostólica con cuatro consejeras contemplativas, una de cada continente, asegura la responsabilidad del grupo. Etapa en la que la vida contemplativa se profundiza, se unifica.

En el capítulo general de 1981 parecía posible que la Obra del Buen Padre fuera aceptada en su originalidad. Y que la Asociación Sagrada Familia fuera reconocida como tal. Con este Reconocimiento cada grupo disfrutaría de una aceptación desde el punto de vista canónico. Pero la Sagrada Congregación de Religiosos, encargada de autentificar las Constituciones no podía dar esta aprobación “global”. Había que buscar un estatuto canónico propio para las contemplativas y para las seculares.

Es imposible describir el trabajo que exige esto: consultas a expertos, a los miembros de los grupos concernidos;  visitas a otros institutos para informarse de su experiencia, gestiones llevadas a cabo con la Sagrada Congregación de Religiosos, reuniones de los tres Consejos  de vida consagrada...

Con bastante rapidez, las seculares decidieron formar un  Instituto secular, lo que lleva consigo una autonomía jurídica, que no suprime los lazos con el grupo de religiosas y la dinámica común de la misma espiritualidad.

 El Grupo Contemplativo necesitará más tiempo para elaborar una estructura adecuada a su vida y para conservar la unidad.

En el capítulo de 1987 se podrá ya presentar el Instituto con dos vocaciones tal y como es hoy:

“El Instituto religioso de la Sagrada Familia es de Derecho Pontificio, aprobado en 1902. Hoy está organizado en Provincias y Delegaciones para las apostólicas, y en un Vicariato para las contemplativas.

 Presentes en una diversidad de países y culturas, todas las religiosas viven en comunidad el espíritu y la finalidad de la Familia entera. Unidas por una misma consagración, tienen el empeño de dar a conocer a Cristo y trabajar por la extensión del Reino. Son responsables de la unidad y la vitalidad del Instituto. Las Hermanas apostólicas, en sus diferentes compromisos, continúan la misión de Aquel que pasó haciendo el bien; las Hermanas  contemplativas prolongan la actitud orante de Jesús, vuelto hacia el Padre, en el silencio y la soledad. Se sostienen mutuamente en su entrega a Dios y a los demás. Testimonian en el corazón del mundo la primacía de Dios.”

III – RECORDAR, ES HABLAR DE UN HOY, DE LA HERENCIA RECIBIDA, DE  
       LA FORMA COMO SE VIVE HOY

No voy a extenderme sobre las diversas situaciones y decisiones que desde esta fecha han modelado el rostro del Vicariato. No estoy en condiciones de hacerlo. Podréis tener toda la información que deseéis a través de las hermanas. Señalo únicamente los lugares donde viven: una comunidad en América Latina (Posadas); una comunidad en Sri Lanka (Nagoda); una comunidad en España (Oteiza); una comunidad en Francia (La Solitude).

Voy a detenerme en la herencia recibida a través de los largos años de vida que hemos recordado. Aunque a la mayor parte no las conozcamos, quiero recordar a todas aquellas que entregaron su tiempo, su interés, su fidelidad, para que “la última Rama que nació” en la Asociación se desarrollara, creciera… me refiero a las diferentes superioras, a todas las hermanas contemplativas Sagrada Familia que, por su vida escondida y humilde, han modelado el rostro del Grupo que contemplamos hoy.  Ellas están particularmente presentes hoy y aquí.

Yo pienso que vosotras,  como yo,   habéis sentido que  lo que habitaba la vida de esas mujeres consagradas era la confianza total en la llamada del Señor, la fe en la vida contemplativa Sagrada Familia. Pocas vocaciones, personal insuficiente, locales inadaptados, cohabitación “forzada”, cambios de lugar, de situación canónica... No importa, la llama sigue encendida: la vida continúa... En el secreto del corazón, cada una, y el conjunto, están seguras de cumplir la voluntad de Dios.

Esta “obediencia” a lo cotidiano, a los acontecimientos; esa apertura a los signos del Espíritu, es el común denominador de todos estos años. Aunque no sabemos nada, podemos adivinar, que el misterio pascual de muerte y resurrección con Jesús  ha sido vivido por cada una y por la comunidad. Es así como pudieron dejarnos la verdad de su vida, porque “en el centro” de ella tenía su lugar la oración continua, la adoración. (Ya os habréis dado cuenta de que en muy poco tiempo al termino de “adoradoras”, que se les había dado, se une el de “reparadoras”), la acción de gracias por la bendición milagrosa, la intercesión por la Familia y por el mundo, el deseo de compartir su propia vida,  salvaguardando la clausura, elemento indispensable en una vida de silencio y soledad, como en Nazaret.

Herencia totalmente recibida, aunque se exprese de diferentes formas.  Como prueba, si puede decirse así, os recuerdo algunos artículos de las contemplativas.

 “...Estamos llamadas a imitar la vida de Jesús, María y José en la casa de Nazaret: vida escondida en Dios en el silencio y la soledad, vida de amor en la obediencia y la gratuidad.” (Art 161)

“Prolongamos en la Iglesia la actitud orante de  Jesús vuelto hacia el Padre por la adoración y la alabanza, la acción de gracias y la intercesión...
                                                                                                                    (Art. 162)

“Nuestras comunidades están presentes en las iglesias locales que las acogen según su vocación específica... “(Art. 163).

“Dentro de la Familia de Pedro Bienvenido Noailles, mantenemos vivo el recuerdo de la Bendición de 1822, elevando hacia el Señor la acción de gracias y la súplica.” (Art. 164)

“Las comunidades acogen con sencillez y discreción a cuantos buscan al Señor en el silencio y la soledad. Esa acogida es y llamada y es gracia para la misma comunidad.” (Art 199).

Podría citar otros muchos artículos que expresan  el “centro” de la vida, el soplo que la anima, los “medios”  que la sostienen. Me contentaré con leeros un artículo común a todas las hermanas del Instituto que da el sentido de nuestra profesión religiosa:

“Unidas al sacrificio de Cristo, vivimos esta ofrenda con todo nuestro ser, (se trata del compromiso por los votos)  dejándonos transformar y renovar por el amor del Padre y de nuestros hermanos. Con Jesús, María y José aprendemos a no vivir ya para nosotras mismas, sino para Solo Dios, al servicio del Reino. Apoyamos nuestra fidelidad en la fidelidad de Dios, seguras de de su amor, de su luz y en su fuerza.” (Art 9)

Los Capítulos del Vicariato,  que se sucederán, pondrán en evidencia uno u otro aspecto. La orientación de la vida es siempre la misma.

El Capítulo de 1998  define una prioridad: “Hacer de nuestras comunidades otro Nazaret.” El comentario que sigue aclara esta afirmación:

“Nazaret es la vida cotidiana. El Nazaret que vivimos es el de la “ausencia” de Jesús. Es vivir en la fe la espera del retorno de Jesús, el Señor...Nazaret es un lugar de comunión con la humanidad que vive las diversas circunstancias de la vida: ausencias, miedos, sufrimientos, separación, alegrías, esperanzas etc... Sólo podemos comprender Nazaret a la luz de la Resurrección, vivirlo a la luz de la Pascua, en una perspectiva eclesial, si no corremos el riesgo de reducir su perspectiva y de cerrarnos...”

El Capítulo de 2004 vuelve a tomar la misma prioridad pidiendo a las comunidades “ser comunidades de discípulas en Misión, apasionadas por Solo Dios y su Reino”,  aprendiendo de Jesús,  “a permanecer en la profundidad de su misterio de comunión y a entregar su vida hasta el final en el ordinario de lo cotidiano”.  Y el comentario de esta última  afirmación:

“En la escuela de la Eucaristía, Jesús nos invita a hacer nuestros sus propios sentimientos de amor y de servicio humilde; nos enseña a entregarnos por la salvación del mundo, haciendo de nuestras vidas una eucaristía.”

Creo que las primeras hermanas Solitarias se identificarían con esto.

IV – RECORDAR ES ABRIRSE A UN FUTURO CUYO ORIGEN ES EL PRESENTE,  ILUMINADO POR EL PASADO, ABIERTO AL ESPÍRITU QUE CONDUCE EN Y POR SUS CAMINOS

El futuro hunde sus raíces en el “aquí y ahora”, el único lugar de existencia para toda persona, el único lugar donde se construye, día a día,  lo que será... Las primeras Solitarias ¿se figurarían el hoy? ¿Se preocuparían por él?  En la celebración del centenario, ¿se pensaba en la existencia del Vicariato? 

El hoy encierra la riqueza de esos 150 años de vida que nos han precedido...Y recordarlos hoy  nos ha permitido “sentir” esa riqueza hecha de vidas entregadas y ofrecidas en el humilde cotidiano.

Para mirar al futuro, y porque como todos ustedes ignoro lo que será, me gusta recordar el himno  que abre el oficio de Laudes de la primera semana del tiempo ordinario:

“Comienza un nuevo día, un día que recibimos de ti, Padre.
 Lo hemos puesto ya en tus manos tal y como será”  

Y las estrofas que siguen dicen como ese día recibido y ofrecido va a engendrar un futuro: admiración ante Dios; acogida de ese amor; gozo de vivir en Él; apertura del corazón al Cuerpo entero; esperanza en Cristo vencedor del mal y de la muerte.

Me parece que  en este himno se describen las actitudes profundas que aclaran la novedad de lo cotidiano; es la acogida de esta novedad cotidiana la que abre el grupo entero al futuro. 

Es otra manera de volver a tratar de lo que Margaret decía en la apertura del Capítulo de las contemplativas en enero de este año:

Vuestra historia continúa y el cambio hacia la novedad es inevitable porque así es la vida... La historia del Universo es una historia de Jesús, Dios en esta historia nos enseña que toda vida pasa por un proceso de evolución, de adaptación, de cambio, de crecimiento, de muerte o de abandonar... para que brote lo nuevo...”

El recordar, aunque haya sido rápidamente, estos 150 años nos ha mostrado la riqueza de esta evolución. Poner en las manos de Dios el futuro no nos induce a la pasividad. Es una esperanza que nos compromete con el porvenir a la luz de lo que es posible hoy. Por eso me ha parecido bueno compartir con todos/as vosotros/vosotras  los “caminos” de vida del grupo, considerados como caminos de vida para el futuro.

De las Recomendaciones emanadas de su Capítulo subrayaré la profesión de fe:  

"Creemos que nuestra vida contemplativa Sagrada Familia tiene algo específico  que aportar al servicio de la misión de Jesús, en  mundo de hoy”.

Y la mirada realista

" Nuestra realidad esta hecha de pobreza, fragilidad, debilidad sobre un fondo de vitalidad y al mismo tiempo de un gran deseo de escoger la vida con miras al bien común del Vicariato…”

Apoyándome en esta base fundamental puedo decir que el camino está abierto, bien enraizado en el presente, y enfocado al provenir. Y que va a conducir el Vicariato hasta la celebración de estos 150 años de vida esperando celebrar los 200 años de la fundación. ¡Es posible que algunas personas de las que están aquí recuerden el deseo de este 20 de junio de 2009!

Sr Cécile Mallet
Martillac le 21 juin 2009

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