Última audiencia de Benedicto XVI…

Miércoles 27 de febrero de 2013…Una mañana muy particular en la Plaza de San Pedro de Roma. Nos sonríe un sol radiante…Una gran multitud ha invadido la explanada con el único deseo de agradecer y despedir, por última vez, al Papa que han querido como a un padre, un hermano, o un amigo.

Última audiencia de Benedicto XVI…

Despedida de la multitud….

 

 

 

Miércoles 27 de febrero de 2013…Una mañana muy particular en la Plaza de San Pedro de Roma. Nos sonríe un sol radiante…Una gran multitud ha invadido la explanada con el único deseo de agradecer  y despedir, por última vez, al Papa que han querido como a un padre, un hermano, o un amigo.  En las muchas pancartas que ondean en la plaza se pueden leer frases afectuosas: “¡No te olvidaremos!… ¡Te queremos!… ¡Te echaremos de menos!

  

Toda la Iglesia estaba reunida en torno al Papa. Una muchedumbre de cristianos sencillos que vinieron para sostener ,al hombre “que no tiene más fuerzas”, con el cariño de su presencia.

 

También nosotras, de la Casa General estábamos en la plaza representando a la Sagrada Familia de Burdeos para darle las gracias por su trabajo valiente, en el seno de la Iglesia, por sus palabras que nos transmitieron luz y vida.

 

Por última vez, con una débil voz, se dirige a la Iglesia y al mundo. Su mensaje llega al corazón de los que le escuchan. Una vez más nos invita a mirar con los ojos de la fe: ¡“Que  permanezca siempre en vuestros corazones, la alegre certeza de que el Señor está cerca, que no nos abandona, que nos rodea de su inmenso amor”!

 

Hemos conocido a un hombre humilde, sencillo, sin defensas; un hombre de esperanza que antes de marcharse afirma con alegría, quizás impulsado por el Espíritu, que ”¡ la Iglesia está viva hoy!”

 

Benedicto XVI, sigue estando con nosotros como “peregrino, en el corazón de la Iglesia y de la humanidad.”

 

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