Queremos hablaros de nuestro hermano Eduardo Mareco: fue un amigo, esposo y padre ejemplar. Como asociado fue un hombre coherente que compartía su amor a Dios y a la Sagrada Familia.

¡A DIOS DON EDUARDO,

NUESTRO GRAN AMIGO!

“Una familia que se quiere, como se quería en Nazareth”…. De ésta manera comienza el himno de nuestra Asociación, en los países de habla hispana.

Recordando ésta estrofa, me viene al corazón otra familia, la de un asociado laico Sagrada Familia de Paraguay, que acaba de dejarnos para regresar al Padre y “preparar un lugar” a cada miembro de ésta nuestra Sagrada Familia de Burdeos, que él tanto amo.

Don Mareco, o mejor dicho don Eduardo Mareco, era carpintero, y una hermana apostólica decía que era :”nuestro San José”.

Este hombre sencillo, de un carácter alegre y simpático, fue uno de los primeros asociados en Paraguay. A su lado no se podía estar triste, siempre tenía a flor de labios algún chiste o una broma.

Hace casi catorce años tuvo un accidente cerebro-vascular que le postró en cama hasta sus últimos días. No podía valerse por sí solo, todo se lo tenían que hacer.

A pesar de todo lo que suponía esa enfermedad y sus consecuencias, no perdió su picardía y siempre tenía una sonrisa que ofrecer, a quien lo visitaba, a pesar de su estado de salud.

Solamente él pertenecía al grupo de Asociados, su esposa e hijos no lo fueron, pero durante todo este largo tiempo de su enfermedad  se notaba cómo influía en ellos la vivencia espiritual que este buen hombre llevaba por dentro.

Han dado testimonio de una familia que se ama,  en cada detalle, en cada caricia, en cada bocado de comida que le llevaban a la boca y en los cuidados que le daban para que su cuerpo no sufriera las consecuencias que trae el estar postrado en cama tantos años. Una de sus hijas, el día de su muerte, me dijo,: “nos ha dejado nuestro bebe”, realmente lo cuidaban como tal. En todo este tiempo no han mostrado ni un gesto de cansancio, al contrario se palpaba un clima de afecto que contagiaba, y hacia que uno sintiese el amor flotando en el aire.

Al visitarlo notábamos su alegría por nuestra presencia, muchas veces rezaba con nosotros, sólo no lo hacía cuando estaba un poco decaído. Siempre preguntaba por las hermanas con quienes tuvo más contacto y confianza; de manera especial por Gloria y Genoveva, y se le iluminaba los ojos cuando le comentábamos que vendrían de visita a Paraguay, o que le mandaban saludos.

Un detalle que siempre me llamó la atención, frente a su cama tenía  la estampa de nuestro Buen Padre. En una oportunidad su esposa me comentó, que haciendo arreglos ella se olvido de poner la estampa nuevamente allí. Él, en cuanto se dio cuenta le preguntó donde la había puesto. Esto nos demuestra que Pedro Bienvenido le acompañaba permanentemente y seguramente que Don Mareco se encomendaba a su intercesión. Nuestra fe nos afirma que ya se han encontrado y seguirán cada uno intercediendo de manera especial por la Asociación de la Sagrada Familia de Burdeos. 

Mirtha Fleitas (Paraguay)

Queremos hablaros de nuestro hermano Eduardo Mareco: fue un amigo, esposo y padre ejemplar.

Como asociado fue  un hombre coherente que compartía su amor a Dios y a la Sagrada Familia.

Era un carpintero como San José: un hombre justo que cumplía con su vocación de asociado participando en los retiros, jornadas y en todas las actividades que se organizaban. Vivió su fe con hechos, un hombre extraordinario, alegre, atento.

Tenía la ilusión de cumplir sus 70 años para compartir su fiesta con amigos y familiares, y fue cuando le llego su enfermedad.

Dios le bendijo con una esposa maravillosa, que cumplió con su promesa matrimonial: “en las alegrías y en las tristezas, en la salud y la enfermedad, hasta que la muerte nos separe”. Seguramente que estuvo inspirada por Jesús, María, y José.

Cuando le visitábamos nos reconocía y rezaba con nosotras el santo rosario.

Estamos seguras de que el Señor lo tendrá en su gloria y ahora  comparte  la Jerusalén celestial con nuestro querido Buen Padre.

Silvia de Ortiz y Reina de Ramírez
(Grupo de Campo Grande - Paraguay)