José y sus hermanos (Gn 37 – 50)
José era el hijo favorito de su padre Jacob. Este le dio una túnica de manga larga. Debido a esto sus hermanos estaban celosos de él. José también contó sus sueños que expresaban su superioridad sobre los demás. Incluso su padre no estaba de acuerdo con eso, y sus hermanos lo odiaban aún más.
Un día que los hermanos de Jacob habían ido a pastar el rebaño, Jacob envió a José para ver si todo les iba bien. Cuando los hermanos vieron a José de lejos, tramaron matarlo, sin embargo, por la intervención de Rubén no lo matan, sino que lo echan en una cisterna que estaba vacía. Más tarde lo sacaron de la cisterna y lo vendieron por veinte monedas de plata a unos comerciantes madianitas que pasaban por allí. Luego fue vendido a un oficial egipcio en quien encontró gracia. Pero después estuvo en la cárcel por una acusación falsa y cayó en el olvido. Después de muchos años, gracias a la interpretación de los sueños del faraón se ganó el favor de este último que le confió el cargo de todo el país de Egipto. Trabajó duro para proporcionar alimento durante todo el período de hambruna.
Mientras tanto, sus hermanos habían engañado a su padre. Habían matado una cabra y tiñeron la túnica de mangas largas en su sangre. Se la presentaron a su padre diciendo que un animal salvaje había matado a José. Jacob lloró y permanecía inconsolable. Estaba decidido a bajar a la tumba con su dolor.
En este punto, nos preguntamos:
- ¿Qué sentimientos tendría José cuando fue arrojado a la cisterna, vendido, revendido, después falsamente acusado y olvidado en la cárcel? ¿Qué sentimientos tendría hacia sus hermanos, responsables de todos estos sufrimientos?
- ¿Qué es lo que los hermanos habrían podido sentir al ver al padre inconsolable y conociendo su propia culpa en lo que había pasado?
Años después, cuando todos estaban sufriendo la hambruna, Jacob envió a sus hijos a Egipto a buscar comida para la familia. Sin esperarlo, José se encontró frente a sus hermanos. La escena se invirtió. Anteriormente, José no podía hacer nada sin embargo sus hermanos tenían el poder de hacer lo que quisieran. Mientras que ahora es José, el que tiene el poder de hacer lo que quiera, cuando sus hermanos son completamente vulnerables ante él. José escogió no vengarse. Sin embargo, decidió no revelar su identidad inmediatamente. José probó a sus hermanos. Ellos hicieron la conexión entre su sufrimiento presente y el crimen que cometieron contra su hermano hacía años. Se humillaron ante José, nombrándose sus servidores. José experimenta sentimientos por sus hermanos pero les trata con dureza. Les pidió que en la próxima visita trajeran a Benjamín. José debía saber lo difícil que sería para el padre dejar partir a Benjamín. Sin embargo, lo pide y retiene a Simón prisionero hasta que la llegada de Benjamín. A su regreso a casa del padre todo ello añade sufrimiento al padre que ya está en duelo. Jacob no tiene otra opción. Debe dejar partir a Benjamín. En la situación anterior había querido salvar a José, pero fracasó. Ahora es Judá quien se avanza y se compromete a hacerse cargo de Benjamín.
En Egipto, José se encuentra con su hermano Benjamín. Pero no reveló su identidad. Se retiró a llorar solo y sigue pretendiendo ser un extraño para sus hermanos. Organizó las cosas para que Benjamín fuese condenado por haber robado la copa de plata de José. Como castigo, Benjamín debe ser retenido. Pero Judá le ruega a José. Sus palabras demuestran que está preocupado por su padre que no podrá vivir sin su hijo. Esta actitud es muy diferente a la que tenía anteriormente para con su padre. Actuando por celos y por odio, no les importaba herir al padre, siempre y cuando podían deshacerse de José. Pero ahora están preocupados por el padre que prefería a Benjamín. Judá está listo para convertirse en el esclavo de José, con tal que Benjamín retorne a su padre.
Pero José no puede seguir viviendo esta tragedia por más tiempo. Él revela su verdadera identidad en una explosión de emociones.
Gn 45 1 Ya no pudo José contenerse delante de todos los que en pie le asistían y exclamó: «Echad a todo el mundo de mi lado.» Y no quedó nadie con él mientras se daba a conocer José a sus hermanos. 2 (José se echó a llorar a gritos, hasta el punto de que lo oyeron los egipcios y hasta la casa del faraón*.)
3 José dijo a sus hermanos: «Yo soy José. ¿Vive aún mi padre?» Sus hermanos no pudieron contestarle, porque se habían quedado atónitos ante él*. 4 José dijo a sus hermanos: «Vamos, acercaos a mí.» Se acercaron, y él continuó: «Yo soy vuestro hermano José, a quien vendisteis a los egipcios. 5 Ahora bien, no os pese ni os dé enojo haberme vendido acá, pues para salvar vidas me envió Dios delante de vosotros*. 6 Porque con éste van dos años de hambre en la tierra, y aún quedan cinco años en que no habrá arada ni siega. 7 Dios me ha enviado delante de vosotros para que podáis sobrevivir en la tierra y para salvaros la vida mediante una feliz liberación. 8 O sea, que no fuisteis vosotros los que me enviasteis acá, sino Dios, y él me ha convertido en padre* del faraón, en dueño de toda su casa y amo de todo Egipto.
9 Volved de prisa a donde mi padre y decidle: ‘Esto dice tu hijo José: Dios me ha hecho dueño de todo Egipto; ven donde mí sin demora. 10 Vivirás en el país de Gosen*, y estarás cerca de mí con tus hijos y nietos, tus ovejas y tus vacadas y todo cuanto tienes. 11 Yo te sustentaré allí, pues todavía habrá cinco años de hambruna, no sea que quedéis en la miseria tú y tu casa y todo lo tuyo.’ 12 Con vuestros propios ojos estáis viendo, y también mi hermano Benjamín con los suyos, que soy yo en persona quien os habla. 13 Notificad, pues, a mi padre toda mi autoridad en Egipto y todo lo que habéis visto. Traed en seguida a mi padre acá.»
14 Luego se echó al cuello de su hermano Benjamín y lloró. También Benjamín lloraba sobre el cuello de José. 15 Luego besó a todos sus hermanos y lloró abrazado a ellos. Después de lo cual sus hermanos estuvieron conversando con éi.
José perdona a sus hermanos. Jacob, sus hijos y nietos vinieron a vivir en Egipto. Joseph intenta liberar a sus hermanos de su culpa atribuyendo todo el plan de Dios, no por sus malas acciones. Él quiere que todo vaya bien para ellos. Pero mientras que José es libre con respecto a su pasado, sus hermanos aún parecen estar obsesionados con el suyo. Esto fue revelado después de la muerte de Jacob
Gn 50 15 Cuando vieron los hermanos de José que había muerto su padre, se dijeron: «A ver si José nos va a guardar rencor y nos devuelve todo el daño que le hicimos.» 16 Por eso mandaron a José este recado: «Tu padre encargó antes de su muerte: 17 ‘Así diréis a José: Por favor, perdona el crimen de tus hermanos y su pecado. Cierto que te hicieron daño, pero ahora tú perdona el crimen de los siervos de Dios de tu padre’.» José lloró mientras le hablaban. 18 Fueron entonces sus hermanos personalmente y, cayendo delante de él, dijeron: «Aquí nos tienes, somos tus esclavos.» 19 Les contestó José: «No temáis, ¿ocupo yo acaso el puesto de Dios? 20 Aunque vosotros pensasteis hacerme daño, Dios lo pensó para bien, para hacer sobrevivir, como hoy ocurre, a un pueblo numeroso. 21 Así que no temáis; yo os mantendré a vosotros y a vuestros pequeñuelos.» Y los consoló y les habló con afecto.
Finalmente se llegó a la reconciliación y vivieron felices.
¿Cómo puede ayudarnos esta historia a nuestra propia necesidad de reconciliación?